martes, 26 de abril de 2011

Pintando en casa



Normalmente pinto en clase de pintura. En casa no suelo hacerlo, entre otras cosas, por los olores. Siempre te dije que no pintases en mi casa por mi alergia.

Ayer me dispuse a hacerlo. Coloque las cosas, abrí ventanas y en vez de acompañarme con radio o televisión pensé en poner música.

Tengo un problema con la música. Cuando estudiaba siempre tenía música de fondo ya que me daba compañía y no me impedía concentrame. Ahora ese detalle hace que a veces me vaya a otro mundo y comience a pensar. Normalmente en el coche escucho noticias o programas que no sean de música. Rara vez escucho música estando sóla.

Por ello y como tampoco ando mucho en mi casa, me dí cuenta de que podía ser la primera vez que iba a poner un disco en mi equipo desde que te fuiste. Me acerqué al equipo y vi que tenía un CD dentro aunque yo no suelo dejarlo. En ese momento me vino un flash "¿será de Jon?" Sin verlo siquiera le dí al play y era un disco de Queen. Pensé: "bueno, puede ser mío".

Comencé a pintar (por cierto, una de tus láminas para la clase) pero el disco no sonaba bien. Salte a la segunda canción y continuaba sonando mal. Lo extraje para verlo y limpiarlo y allí escrito con tu letra y como era habitual en tí en mayúsculas y con barras a los lados /QUEEN/

Lo introduje de nuevo y seguí con mi pintura acompañada por la música elegida por tí. Sigues dejándome cosas por todos lados y de vez en cuando encuentro un nuevo regalo tuyo.


Un beso Jontxu.


P.D. Junto a tu furgoneta en la fiesta de tu 40 cumpleaños en El Tejar.

viernes, 22 de abril de 2011

Los demás


Ya sé hace tiempo que formo parte un club peculiar, el de aquellos que han perdido a deshora y de forma inesperada a alguien muy cercano a él.


La pertenencia a ese extraño club te hace recibir mensajes de las personas ajenas al club que te resultan extraños por encontrarse tan lejanos a tus pensamientos y por contra te hace recibir mensajes de ideas parecidas a las tuyas de los miembros de tu club.


Los mensajes de fuera pueden hacer que te sientas incomprendido, dolido o fuera de este mundo aunque la mayoría de ellos intenten animarte y tengan buena intención. Todo ello es comprensible, hay cosas tan fuera de nuestra mente que hasta que no te ocurre no sientes todo lo que ello conlleva aunque seas una persona con bastante empatía. Incluso he llegado a recibir una pregunta que llevaba implícita una sorpresa por mi dolor. No supe qué contestar.


Gracias a Dios existen los mensajes de tus compañeros de desventuras que te reconfortan, te dan una cierta esperanza y te hacen sentir que lo que te ocurre no es nada extraño sino consecuencia de lo que te ha sucedido.


Un beso muy grande Jon.


P.D. Dibujo de nuestra madre realizado como base para el mural que hiciste con él en la facultad.

domingo, 17 de abril de 2011

La muerte


17 de abril, 19 meses

Desde bien pequeña y no sé muy bien el porqué me preocupó la muerte. No tuvimos muertes cercanas a nuestro alrededor ya que a nuestros abuelos maternos ni siquiera los conocimos y los paternos lo hicieron después. Lo más cercano que estuvimos fueron las muertes de nuestra tortuga Cleo y nuestro canario Txistu al que enterramos con una gran ceremonia dentro de una caja de zapatos junto a nuestro padre en el eucaliptal.

Nunca ha sido temor a la propia muerte sino a la de mis seres queridos. Me aterraba y me aterra dicha posibilidad. Recuerdo claramente conversaciones con nuestra madre cuando se acercaba a mi habitación a la hora de dormir en la que le pedía que no muriese nunca y ella me respondía que no me preocupara, que no iba a morirse.

A tí, como iba a decirte semejante cosa, si estabas a mi lado y eras mi igual. Eso no podía pasar por mi mente y tampoco pasaba ahora.

Ahora ese miedo afecta a todos sin excepción. Tu hermano de repente te suelta frases que evidencian el miedo a perder alguien más y yo espero cada amanecer hablar con todos para asegurarme de que están bien.

Aquel 17 de septiembre cuando entramos Aitor y yo a verte a la UCI aún me agarré a la esperanza de que los médicos se equivocasen y te pedí, a pesar de que estabas inconsciente, que lucharas y demostrases tu fuerza. No podía ser posible aquello que estaba ocurriendo.

Aún hoy me sigue pareciendo mentira que aquello pasara y no fuese un mal sueño.

Jon, aquí sigues con nosotros. Un beso muy grande.

P.D. Esta foto está tomada cuando fuimos tres de ángeles delante de los que hacían la comunión aquel año. Yo estoy a la derecha y como siempre tu ibas junto a mí y apareces a la izquierda.

martes, 12 de abril de 2011

Las bicicletas




Antes que las bicicletas llegaron los triciclos. Dos triciclos exactamente iguales que amanecieron en la mesa la madrugada de Reyes. Esta imagen que está en mi memoria no sé si es real o que de tanto contarla nuestra madre ya me lo parece. Seguramente tu dirías que te acuerdas perfectamente.

Más tarde llegaron las bicicletas, una azul para tí y una roja para mí. Nos levantamos también en Reyes corriendo y buscamos nuestros regalos por nuestro pequeño reino que incluían las dos clases y el patio anexos a nuestra casa. Allí, en la clase de nuestro madre aparecieron ante nuestros ojos y las estrenamos por el patio de la escuela.

Ya no lo recordaba pero ahora en que la nostalgia lo abarca todo leí, además de los vuestros, mi libro de Primera Comunión y entre mis promesas "No pelearme con mi hermano" y entre las cosas que daba de los regalos recibidos "Dar la mitad del dinero a mi hermano para las bicicletas". Y no sé cómo nos lo vendieron nuestros padres porque a pesar de ello aún creíamos en Reyes Magos.

Fuimos unos privilegiados porque en el pueblo no había muchos niños con bicicleta. Paseábamos por el pueblo, a veces con nuestros amigos detrás, por el campo, por el patio,...

Se mudaron con nosotros a Aljaraque y además de todos nuestros paseos por el pinar, la usaste para llevar a Aitor a la guardería sentado en la cesta.

Un día llegaste a casa andando y entonces te diste cuenta que tu bicicleta no estaba allí. La habías dejado en la puerta de la Casa de la Cultura pero cuando volviste no estaba. En realidad te la habían robado antes pero al salir como no la viste y estabas cerca de casa ni te diste cuenta. Supiste quienes habían sido pero como la familia no tenía muy buena fama en el pueblo lo dejaste correr.

Así que unos ocho años después sólo quedó una, la mía que aún tenemos en el campo porque me ha dado pena siempre tirarla y ahora, claro, mucho más.



Besos y masajitos Jon.

martes, 5 de abril de 2011

De regreso otra vez


Aunque lo intentamos, tu madre y yo de vez en cuando regresamos a Córdoba. Comienza con sólo unas palabras y a continuación pueden ocurrir dos cosas, que corte la conversación o que enlacemos una cosa con otra sin parar.

Le dije a una amiga mía que olvidase los últimos días pasados con su padre en el hospital, que ese periodo había sido algo muy puntual en lo que había supuesto su vida junto a su padre. Y es verdad, claro que lo es pero ¿quién controla totalmente la mente?

Es cierto que el tiempo ha empezado a suavizar ciertas "imágenes" y no vienen tan nítidas a mi memoria aunque si me lo propongo puedo conseguir traerlas de nuevo. Están ahí, sólo que un poco apartadas.

Mi hermano, tan fuerte, luchaste como un jabato esos días pero el destino ya tenía previsto otro camino para tí.

Jon, lo que sigo teniendo claro es que no volveré a aquella ciudad a no ser por causa mayor.

Un beso muy grande.