jueves, 17 de enero de 2013

Vuelta a la normalidad

17 de enero, tres años, cuatro meses

Por fin terminamos con los días de fiesta y hemos vuelto a la rutina, si es que se puede decir que en nuestras vidas hay algo rutinario.

Despedimos las fiestas con un breve paseo para ver la cabalgata del pueblo y a las niñas de Begoña en ella. Esperamos un rato el comienzo del recorrido mientras ellas disfrutaban su momento haciendo de pajes de los Reyes con muchas fotos inmortalizando el momento y los demás contentos viéndolas a ellas.

La casualidad quiso que el año pasado viéramos parada la cabalgata antes de comenzar y comprobamos que de nuevo era la que hiciste. Este año era la primera vez que la íbamos a ver en movimiento desde lo tuyo y pudimos comprobar cómo se habían reutilizado algunos elementos de la tuya, una bola por allí, unos cuernos por allá,…

Mientras pasaba y veíamos el jaleo de niños (y no tan niños) alrededor cogiendo caramelos, me di cuenta que yo no estaba sonriendo como hubiese sido lo habitual en mí sino que estaba seria. Me giré, observé a tu madre y ella estaba cansada y triste.

Al día siguiente recibimos nuestros regalos y por fin esto se acabó.

Hay quien te recomienda seguir con tu vida como si tal cosa pero resulta complejo y casi imposible controlar la mente, ¿cómo se hace eso?

Un beso muy grande hermanito y cuida de nosotros.

P.D. Monotipo dragón y acuarela.

miércoles, 2 de enero de 2013

Pasando días como se puede

Cuartas Navidades sin tí, tres años y tres meses desde que te fuiste.

Este es un periodo convulso en nuestras vidas, intentamos hacer lo normal y a veces lo logramos pero entre día y día festivo hay altibajos continuos.

Como siempre comenzó con mi ahora extraño cumpleaños. ¿Puedo cumplir años sin tenerte parejo? Paraste tu vida y la mía continúa y no sólo yo tengo problemas con ello, tu madre también, me relaciona contigo y aunque no me lo diga veo que no lo lleva nada bien. Este día se ha convertido en algo que hay que pasar de alguna forma y en nuestro caso ahora salimos a comer. Este año, además, he tenido la suerte de caer enferma y al final nos quedamos sin salida.

A partir de ahí, unos días de estrés emocional bastante fuertes hasta llegar a la Nochebuena que ha sido lo más agradable de estos días. Estuvimos con la tía y los primos en su casa y además de comer estupendamente, estuvimos relajados charlando. También estuviste con nosotros a tu manera y yo que estaba sentada frente a tus cuadros pensaba: “bueno, aquí estás con nosotros”.

Luego hemos seguido con nuestros días regulares hasta llegar a Nochevieja que se nos ha dado bastante peor. Ahora nos queda esperar la última gran fiesta, los Reyes, que tanto han significado para nosotros con cabalgatas realizadas por ti algún año que otro y con regalos buscados con mucho ahínco. Ahora me cuesta mucho pensar en ellos y de hecho voy retrasada este año.

Antes de comenzar el periodo ya lo pensé: ¡ojalá pudiera una quedarse dormida y despertar el día 7!

Un beso muy grande Jontxu.

P.D. Acrílico sobre lienzo, 1987