domingo, 31 de enero de 2021

A Juan Manuel Castizo Romero

 

 


Por Antonio Javier Robledo Castizo.

Ayer día 24 de Enero de 2.021, día de San Francisco de Sales, murió Juan Manuel Castizo Romero. ¡Qué cosas!, ¡Don Bosco eligió como patrón a San Francisco de Sales por su infinita bondad (llamándose Salesianos)....y mira por donde, una de las personas más bondadosas y generosas que he conocido ha fallecido el mismo día!. Hay casualidades tan sincronizadas y certeras,que dejan de serlo convirtiéndose en ejecución milimétrica de un plan de Dios.

Pensando en él, en su vida y sobre todo en lo que he vivido con él me vienen a la mente dos pensamientos del físico francés Blaise Pascal que para mí definen perfectamente su actuación. Pascal decía de que “quien no actúa como piensa al final terminará pensando como actúa”. Si hay algo que definía a Juan Manuel era su actuación coherente con su pensamiento. La hipocresía no tenía cabida dentro de él. Su actuación o sus decisiones, como cualquiera de nosotros, en muchas ocasiones eran equivocadas, pero siempre se basaban en un sentido de la justicia, del deber moral y de los preceptos de un buen cristiano, a los que jamás renunció incluso aunque le fuera perjudicial. Siempre procuró no sólo seguir la máxima romana de aplicar la justicia dando a cada uno lo suyo, sino con el añadido de la generosidad de darle además lo de él.¡Cuántas veces supimos–nunca por él mismo-, los detalles, los obsequios,el tiempo y los desvelos que tenía con las personas necesitadas..., su entrega con los desfavorecidos, con los toxicómanos, con la parroquia...cómo las cosechas de su campo iban íntegras apersonas que–al igual que él-nada o muy poco tenían...pero a las cuales siempre anteponía a sí mismo.

La segunda es aquella de que “El corazón tiene razones, que la razón no entiende”.Todos juzgamos a las demás personas. Constantemente lo hacemos. Antes lo hacíamos cotilleando o murmurando sobre la vida de nuestros vecinos, compañeros o familiares, que si ha hecho esto.… que si ha hecho lo otro..., ahora aún más en las redes sociales o colgando comentarios intencionadamente ocurrentes para deslumbrar con nuestro “ingenio” a los demás, muchos de ellos maliciosos, pero todos imprudentes… Sí, imprudentes porque hemos querido analizar y juzgar a los demás desde la óptica exclusiva de la razón, pero olvidando que esa actuación inexplicable que considerábamos errónea e incluso necia, muchas veces tenía un trasfondo de un corazón tan grande, que el intelecto no lo puede abarcar. Juan Manuel era uno de esos casos, nuestra mente no comprendió la inmensidad de su corazón ni sus razones. Su prudencia y su humildad jamás las revelaron, a nosotros sólo nos queda el recuerdo de ellas y os aseguro, que en mi caso, será mientras viva…

¡Que Dios, le tenga con Él!

martes, 26 de enero de 2021

Juan Manuel Castizo Romero, nuestro padre

 Valverde del Camino 22 de octubre de 1939 - Huelva 24 de enero de 2021



Papá, aita (25 de enero).

Te has ido sin esperar por una enfermedad maldita pero así se rige el mundo ahora. Físicamente estamos los que podemos pero espiritualmente todos te acompañan hoy, tus hermanos, tus amigos y el resto de tu familia y especialmente tu hijo Jon.
 
Tu prima Loli me contó ayer anécdotas de los Pinos, entre ellas la recogida de leña y le dije, "¡lo mismo que hacíamos Jon y yo contigo!". La leña no se podía comprar había que recogerla. Y allá ibamos los tres a recogerla al campo detrás de la casa ("Villa Rocío").

Los Pinos nos retrotraen a una infancia dorada imposible de olvidar. Nos bajabas tebeos (TBO) que habían sido tuyos y de tus hermanos de un desván mágico que también tenía un cine antiguo con películas de papel de seda y que tanto le gustaba a tu hermano Andrés.
 
Con mucha intensidad, nos recuerdo a los tres en la cama de matrimonio, tú en el centro, Jon y yo a cada lado, y allí nos contabas cuentos como el de "Garbancito en la barriga del buey dónde no llueve ni moja".
 
Allí celebrasteis vuestro décimo aniversario ama y tú, alrededor de una mesa junto a los compadres y nuestro vecino en Villarrasa, el cura, Don Manuel.

Cuando llegó Aitor estuviste dedicado a él, el báculo de tu vejez y él ha sido tu gran compañero estos últimos años. 
 
Te echaremos mucho de menos con tus cosas buenas y, porqué no, con las no buenas también. Te querremos siempre.

 P.D. Los Pinos. Aún no existía nuestro hermano pequeño Aitor.