Villarrasa,
12 de noviembre de 2016
Cuando
Manoli Barranca me dijo que habría una comida de nuestro curso pensé
¿por qué no? Me apetecía compartir un rato con personas a las que
hacía tanto tiempo que no veía aunque por detrás estaba la no
presencia de mi hermano.
Más
tarde me dijo que eran dos años, el nuestro y el siguiente, y ahora
sí me eché para atrás, ¡¿la clase de Jon también?!
Cada
persona es un mundo y en éste, nuestro pueblo, nosotros siempre
íbamos juntos a casi todas partes con la excepción de las horas
escolares. En estas fechas los dos tendríamos la misma edad porque
ni un año nos llevamos.
Aquí
fuimos inmensamente felices, en un pueblo cálido que aún no tenía
calles asfaltadas, en el que disfrutamos de correrías, cruces,
fiestas, matanzas e incluso de una catequesis a la que D. Manuel nos
llamaba con música de los payasos a través de un altavoz en el
campanario. Íbamos de excursión al campo pasando por medio de
trigales con las hermanas de Blanca como responsables y veíamos el
toro de fuego que teníamos prohibido escondidos tras la persiana de
una ventana.
Recuerdo
a Manoli enferma en casa y a mi madre, su maestra, llevándole
deberes para que no perdiera el ritmo del resto de la clase,
recogernos unos a otros para ir al colegio de “arriba”, aquellos
piñonates que hacíamos junto a la maestra en las ventanas de los
colegios de “abajo”.
Ahí
estaban Jon y sus amigos cazando libélulas con pistolas creadas por
ellos mismos detrás de la tapia junto a la iglesia, jugando a las
canicas que aún andan por casa o al “burro” que no debería
tener ese nombre por la figura sino por lo burros que eran tirándose
unos encima de otros.
Seguimos
siendo de una Cruz que no nombraré por no ofender al resto, nos
gusta mucho San Vicente y me encanta un atardecer en El Tejar. Por
todo esto y mucho más, aunque parezca mentira, hoy me siento feliz
pero incompleta.
Hoy
quiero acordarme de los que nos ven desde ese otro lado, de Gregoria
y de Jon, y que espero estén velando por nosotros.
Gracias
por aquella felicidad inolvidable.
P.D. Jon y yo delante de las ventanas del colegio de "abajo" el día de su Comunión.