sábado, 2 de octubre de 2021

Perspectiva de una vida

 En la misa por nuestro padre, el tío José María y tuya , 10 de septiembre de 2021

Estos días he estado pensando en cómo describir a mi padre y me he dado cuenta que siempre pienso en él en la actualidad y creo que es algo que tendemos a hacer todos, creer que esa persona es tal y como es ahora y no pensar en como fue ni en lo que hizo. El transcurrir de los años y los vaivenes de la vida hacen que todos vayamos cambiando.

No puedo hablar mucho sobre su infancia y juventud, se lo que me han contando pero yo no lo he vivido. Buen amigo de sus amigos y de sus hermanos y primos, religioso, alguien al que le gustaba mucho la naturaleza, hacía excursiones y pasaba largas temporadas en la casa de los Pinos de mis abuelos, y al que ya le gustaba leer pero que era de rutinas fijas y nada dado a la juerga.

También es aquel joven que compartía Vespa con su hermano José María y que con ella iba desde La Palma del Condado a la sierra para poder cortejar a la joven maestra vasca que conoció en la Palma y a la que le había tocado Traslasierra como destino.

Más o menos esto ha permanecido estable en su vida, ha sido un lector voraz, al que le gustaba la historia sobremanera y de la que sabía mucho, muchísimo. Lo ha practicado hasta el final y recomendaba libros a las personas cercanas. Aquí, en Aljaraque, le dieron el carnet de la cultura de honor por ser un gran lector.

Nunca fue alguien dado a la fiesta y a pesar de criarse en una familia rociera dejó de ir al Rocío en tiempo de festividad porque la multitud le disgustaba. Eso sí, entre mis recuerdos está, cuando el Rocío era una romería “comedida”, el ir el domingo junto a la familia y los bartulos apropiados y comer todos cerca de la ermita.

Fue una persona comprometida y ya en tiempos de mi infancia, creó junto a mi madre el club juvenil de Villarrasa, un sitio de encuentro para los jovenes del pueblo. Con ellos hubo teatros y excursiones, andando a los Pinos y en autobús a Aguafría, dónde mi madre había estado de maestra, y para la que se ahorró dinero entre todos para comprar dos grandes tiendas de campaña. Estamos hablando de la decada de los 70 cuando todo no era tan fácil ni habitual como ahora.

De entre esos jovenes formaron un grupo con el que se reunían para hablar de Cristo y los pensamientos cristianos y ellos son ahora sus compadres. Con su compadre José María atendió a algunas personas mayores del pueblo, curando, lavando y proveyendo de comida cuando aún no existía eso de los Asuntos Sociales.

Le gustaban los niños y fue un padre cariñoso que te enseñaba múltiples juegos antiguos y nos llevaba a pescar en familia al comenzar el día. Ésto se nos daba bastante mal y no pescábamos nada. También fue muy cercano con sus sobrinos y llegó a ser un amigo para ellos. Mis primos, tanto del norte como del sur, pueden contar múltiples anécdotas de ellos junto a él.

En aquella época cada fiesta, comunión, bautizo, bodas de plata, se convertía, gracias a mis padres, en un día de convivencia a la que estaba invitado todo el mundo. Todo se organizaba en casa y no faltaba de nada, más bien sobraba y el ambiente era muy relajado, nada formal, momentos llenos de diversión y alegría.

Aunque de familia bodeguera, cuando llegó a Aljaraque empezó a aprender a cultivar como hobby, fue a varios cursos e impartió otros, y aprovechó esa faceta suya para colaborar en el centro de rehabilitacion de Naim. Enseñaba a los jovenes agricultura y como montar su propio invernadero y a cultivar además el espiritu compartiendo y hablando muchas horas con ellos. Para él no había horarios. Al que por fin conseguía terminar el proceso le regalaba un escardillo pequeño como recuerdo. Estuvo colaborando allí más de 20 años.

Mientras tanto, mi hermano empezó a pintar, él colaboró junto a todos nosotros a procurarle medios de transporte, montar exposiciones y darles publicidad. Todos recordamos en casa la Llamada a Fidias (para nosotros la cruz) por su forma y lo complicada de transportar. Mi padre siempre exclamaba ¡¿otra vez hay que llevar la cruz?! La última exposición cuyo lugar gestionó junto a la alcaldía de Aljaraque, fue la que organizamos para Jon en el Hotel Paris al año de su muerte.

Llegó la muerte de un hijo, la enfermedad y la edad. ¿Cómo reaccionar ante ello?

Papá, ya sois muchos Castizos en ese otro mundo (tú, Diego, Jose M.ª, Andrés y, por supuesto, Jon) así que podréis crear de nuevo tertulias interminables con conversaciones cruzadas, que el abuelo Pepe podrá parar cuando se desespere dando un golpe seco a la mesa y diciendo: ¡Dejadme hablar!.

Y te diré, porque a veces nos preguntabas si lo haríamos, que sí, que te echamos mucho de menos. Te queremos.

P.D. Nuestros padres allá por el tiempo de la Vespa en la Palma del Condado