jueves, 11 de abril de 2019

Una pequeña historia


   
El día 5 inauguramos tu sala de exposiciones, descubrimos el mural que con tanto cariño preparó Pruden  y luego, además de a la alcaldesa, escuchamos a alumnos de la escuela de música y al que quiso participar recordándote. Pasamos un rato agradable y emotivo a la vez, en el que los sentimientos estuvieron a flor de piel.

Yo me preparé esta pequeña historia que compartí con todos:

Antes de relatar esta pequeña historia, quiero sobre todo agradecer a Pruden el tener esta idea y llevarla a cabo, a la concejalía de cultura, al ayuntamiento, a la alcaldesa y al pleno por apoyarla y a todos vosotros, familia, amigos, alumnos, por venir hoy a acompañarnos. Estoy segura de que Jon está muy contento a la vez que satisfecho hoy.

Dicen que estamos aquí para rendir un homenaje a Jon, mi hermano, en el décimo aniversario de su fallecimiento pero como mucho sabéis por estas fechas en aquel 2009 aún lo teníamos entre nosotros.

Le quedaba por terminar el curso de pintura, coger vacaciones e incluso grabar sus últimos programas en la televisión de Aljaraque. Me repitió varias veces en hospital que si hacía falta, alguien podía sustituirle en el nuevo curso mientras se recuperaba pero que el programa nadie se lo tocase. Le satisfacía y divertía mucho el hacerlo y no sé cómo podía ser tan inocente para creer que alguien podría sustituir su labia, sus explicaciones, las anécdotas que contaba e incluso las bromas que hacía. ¡Había personas que lo veían por verlo a él y no por la clase de pintura!

En el último programa quiso empezar a enseñar cómo pintar con espátula, esa espátula que era su medio preferido para pintar paisajes desde la facultad.

Eligió para ello, cómo no, un paisaje, una escena caribeña de palmeras y explicó, como siempre hacía pero esta vez con espátula, como manchar el fondo del cuadro (saqué el primer cuadro). Así que trazó con lápiz unas finas líneas para situar los árboles y empezó a usar la espátula mezclando los colores de la paleta y de vez en cuando usaba sus dedos como pincel especial.



¿Sabéis qué? muchas veces a solas, en casa, junto a alguno de sus cuadros, y aunque sé que por el bien de la pintura no debería hacerlo, yo también paso mi dedo por las pinceladas de algún cuadro intentando de alguna manera acercarme a su presencia física. Toco lo que él tocó, luego le toco a él.

Dos meses más tarde de aquel programa, un día estando en el hospital, me dijo que ya estaba bien de hacer abalorios, los había estado haciendo y regalado por doquier, y que le llevara una pequeña mochila en la que llevaba acuarelas y el papel correspondiente, un cuaderno con hojas 100% algodón, ¡faltaba más!.

Así que se lo llevé y un viernes hospitalario de mañana eterna, cogió un vaso de plástico con un poco de agua, desplegó las acuarelas encima de la cama, se sentó en ella doblando una pierna bajo él, y empezó a pintar, mientras yo le contemplaba desde el sillón, la que sería su última pintura aunque ninguno de los dos ni siquiera lo imaginara.

¿Y que creéis que pintó? Esta acuarela (la mostré). Sí, un paisaje de palmeras. Yo no había visto ese último programa y varios meses después cuando por fin lo ví , me percaté que de alguna forma, aquel día, solo para él, solo para mí, finalizó aquel cuadro, esta acuarela que ahora me acompaña en el salón de casa.



Y esta ha sido nuestra pequeña historia, nuestra performance de hoy, la mía y la de mi hermano, mi casi mellizo, mi igual hasta el último día, el que siempre está conmigo, Jon.

Muchas gracias.

P.D. Jon espero que te gustara nuestra pequeña perfomance, la primera para mí. Te echo mucho de menos.