17 de septiembre de 2020, 11 años
Hemos llegado a un nuevo 17 de septiembre y la lluvia nos ha acompañado como aquel año. Cuatro meses de sequía completa y nos trajiste el regalo de la lluvia.
Este último año nos ha traído de todo, comenzamos con tu exposición-homenaje en la sala que lleva tu nombre, pasamos unas nuevas navidades sin tí y empecé a preparar la segunda parte de tu exposición (la nuestra, la íntima, la de la familia) para el mes de abril coincidiendo con la semana de la cultura, pero un mes antes de que tuviese lugar, todo cambió, el mundo cambió.
Como en una película de ciencia ficción apareció un virus en China que obligó al confinamiento de 8 millones de personas en Wuhan. Todo el mundo en casa y sólo salían para comprar lo esencial.
Aunque al principio se negaba el problema, el que se confinara una ciudad, cosa que no habíamos visto en nuestra vida a mí no me dió buena espina y pensé y comenté que dado que ahora estamos en un mundo global en el que hay muchos movimientos de personas entre países, lo normal es que el virus llegase a todas partes y que al final nos podía pasar lo mismo.
Mientras, entre enero y febrero nuestra amatxu cogió una buena neumonía, bueno primero yo y luego ella. Algo extraño porque ni tosía ni tenía fiebre pero se ahogaba. Entre nosotros, yo creo que cogimos la gripe A, esa que se suponía que era la culpa de tus males.
La cosa fue empeorado y después de Italia (cuando veas las barbas de tu vecino cortar…), confinamiento general aquí. Cerraron residencias de mayores, centros de trabajo y todo el mundo para casa con excepción de lo esencial, supermercados y farmacias.
Eso sí, yo teletrabajando desde casa. Como fondo en las reuniones pongo cuadros tuyos que deben ser de formato pantalla para que se vean bien. Me preguntan y digo, nuestra sierra, el retiro, etc. Ya ves, siempre me acompañas, Jontxu.
Con tu ama aún tuvimos que ir al neumólogo para recoger los resultados conduciendo por una ciudad fantasma (Huelva), todo parecía irreal. Al menos todo fue bien.
No lo hemos llevado demasiado mal aunque sí que te echamos de menos. Como decía Aitor, si tu hubieses estado te habrías venido a casa a vivir con nosotros durante esos meses. Eso sí, con respecto a otras personas tenemos la suerte de tener un patio para que te de el aire.
Aquí en Huelva ha habido poca incidencia pero en otros sitios hubo colapso de hospitales, se montaron hospitales de campaña y en todas partes se dejaron de hacer cirugía programadas, no daban abasto. Han muerto muchas personas.
En cuanto nos dejaron movernos dentro de la provincia, aprovechamos y fuimos a la sierra a hacerte una visita. Allí, en aquella paz, no parecía que pasase nada.
Mientras, tu tía Carmen anduvo también de hospitales (no del virus) y Garbiñe era la única que podía verla vestida como un astronauta para no contagiarse. Debió de pasar miedo pero la tía ya está bien.
Pero aún nos esperaba lo peor en toda esta vorágine, tu prima Arantza sufrió un aneurisma cerebral el 7 de junio, la operaron y cuando parecía mejorar, empeoró y murió el 16, justo un mes antes del décimo aniversario de la muerte de su hijo Jon Andoni. Sólo pudo verla su hija Ana mientras estuvo ingresada, y nosotros ni siquiera hemos podido ir a su funeral, te queda una impotencia muy grande al no poder despedirte. Nos acordamos mucho de ella y ahora que escribo esto vuelvo a tener un nudo en la garganta y ya estoy llorando.
Con ella conviví cinco años mientras estudiaba y echo mucho de menos nuestras charlas, entre otras cosas porque se parecía a tí al contar las cosas y siempre tenías que reírte con sus ocurrencias. Parece una tontería pero ¿quién me va a decir ahora ese tipo de frases?
Este año no hemos tenido misa por tí. Estamos en la “nueva normalidad” que es un poco mierda (para qué engañarnos) que obliga a llevar mascarillas, a limpiarte las manos constantemente, a desinfectar lo que entra en casa, a intentar no relacionarte mucho con la gente y a ver a tu padre ahora sí y ahora no según las ratios de contagios. Hasta ahora sólo misas televisivas con la excepción de una que hicimos juntos los de Huelva por Arantza mientras hacían lo propio en Bilbao. Y todo esperando a encontrar una vacuna (buscada por todo el mundo) que nos devuelva a la “antigua normalidad”.
Os quiero muchísimo a los dos y espero que no discutáis mucho ahora que estáis juntos y procuréis divertiros. Dos del mismo carácter.
P.D. Uno de mis fondos de pantalla, “El Castaño”