Por fin terminamos con los días de fiesta y hemos vuelto a la rutina, si es que se puede decir que en nuestras vidas hay algo rutinario.
Despedimos las fiestas con un breve paseo para ver la cabalgata del pueblo y a las niñas de Begoña en ella. Esperamos un rato el comienzo del recorrido mientras ellas disfrutaban su momento haciendo de pajes de los Reyes con muchas fotos inmortalizando el momento y los demás contentos viéndolas a ellas.
La casualidad quiso que el año pasado viéramos parada la cabalgata antes de comenzar y comprobamos que de nuevo era la que hiciste. Este año era la primera vez que la íbamos a ver en movimiento desde lo tuyo y pudimos comprobar cómo se habían reutilizado algunos elementos de la tuya, una bola por allí, unos cuernos por allá,…
Mientras pasaba y veíamos el jaleo de niños (y no tan niños) alrededor cogiendo caramelos, me di cuenta que yo no estaba sonriendo como hubiese sido lo habitual en mí sino que estaba seria. Me giré, observé a tu madre y ella estaba cansada y triste.
Al día siguiente recibimos nuestros regalos y por fin esto se acabó.
Hay quien te recomienda seguir con tu vida como si tal cosa pero resulta complejo y casi imposible controlar la mente, ¿cómo se hace eso?
Un beso muy grande hermanito y cuida de nosotros.
P.D. Monotipo dragón y acuarela.