Llegó la primavera y este año, al menos en nuestro terreno, ha llegado repleta de flores a pesar de la sequía.
Estaba bajando por la finca y de repente me di cuenta de que el campo estaba lleno de amapolas. Casi sin pensar volví hacia atrás en el tiempo, a nuestra infancia, a excursiones campestres por alguno de los accesos de Villarrasa al campo. Nos vi corriendo por medio de los cultivos y las flores y de vez en cuando parándonos a coger amapolas, tan frágiles que se les caían los pétalos enseguida.
Me detuve entonces a mirar con detenimiento y no sólo había amapolas sino también margaritas y aquellas espiguitas parecidas al trigo que nos echábamos unos a otros en la espalda para dejarlas cogidas a los jerseys.
Jon, me pareció irreal tanta plenitud al no haber llovido apenas, que en ese momento pensé si aquello que veía y sentía no era un regalo que tú me hacías recordándome que estás junto a mí.
Estaba bajando por la finca y de repente me di cuenta de que el campo estaba lleno de amapolas. Casi sin pensar volví hacia atrás en el tiempo, a nuestra infancia, a excursiones campestres por alguno de los accesos de Villarrasa al campo. Nos vi corriendo por medio de los cultivos y las flores y de vez en cuando parándonos a coger amapolas, tan frágiles que se les caían los pétalos enseguida.
Me detuve entonces a mirar con detenimiento y no sólo había amapolas sino también margaritas y aquellas espiguitas parecidas al trigo que nos echábamos unos a otros en la espalda para dejarlas cogidas a los jerseys.
Jon, me pareció irreal tanta plenitud al no haber llovido apenas, que en ese momento pensé si aquello que veía y sentía no era un regalo que tú me hacías recordándome que estás junto a mí.
Un beso muy grande Jontxu.
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