Varios días más tarde al regresar te pusieron un tratamiento de antibióticos para una semana, el viernes fui a verte y como no pude aparcar porque no había sitio en el parking, bajaste hasta el coche y nos fuimos a tomar unas tapas y aquel rato fue la última vez que fuiste a un bar a tomar algo. Ese sábado cogimos los bártulos y nos fuimos a tu casa para que no tuvieras que moverte y poder celebrar el Santo de Aitor, y aquella fue también tu última celebración familiar.
Dirán que seguimos acordándonos pero este periodo estival es un recuerdo continuo de tí por una u otra causa.
Vivimos aquel periodo, con pequeñas excepciones, de forma tranquila e inocente. Por aquel entonces confiábamos en la medicina y te veíamos bien. ¿Cómo saber que mes y medio después nos habrías dejado?
En este 2012 “celebramos” por tercer año el Santo de Aitor sin tí y al menos para mí no ha sido tan doloroso como el día de San Juan ya que no es tu Santo pero sí extraño. No estás y eso se nota mucho en todos y el ambiente es tenso.
Me dijeron que en toda esta historia el que más había perdido habías sido tú y yo no estoy tan segura de eso. Es más, hay muchos momentos en que siento justo lo contrario. No voy a negarlo, siento envidia de tí porque no has tenido que sufrir ninguna pérdida de este tipo ni todo lo que ha ocurrido después.
Muxu handi bat Jontxu y felicidades para nuestro Aitor.
P.D. Mujer sentada, óleo sobre cartón
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