Estos días han sido extraños para mí. Me ha ocurrido algo que no me ocurrió en los años anteriores, de repente he relacionado: día 1 Todos los Santos, día 2 Día de los Difuntos, día 4 cumpleaños tuyo. ¡Qué próximos estos días al tuyo!
Desde bien joven empezaste a disfrazarte en la noche de Halloween, normalmente con disfraces inventados que te cosía tu madre. El último, 2008, fuiste del “niño del orfanato” y tenemos una foto que a mi me da un poco de repelús con esa máscara de saco en la que se ve un solo ojo. Te compraste el babi y tu madre te cosió la máscara.
Fuimos a misa el día 1 y fue extremadamente dura para mí porque supongo que ya barruntaba tu cumpleaños. Dije al salir que de ninguna manera iría el día de los Difuntos porque no quiero relacionar esa palabra contigo. Mi hermano no puede, no debe ser “eso”. Como me dijo tu madre debo estar traumatizada por ir a pedir papeles que contenían esa palabrita.
Tus padres habían planificado viaje a la sierra para el sábado, sobre todo tu madre quería “visitarte”, pero no pudo ser porque el día amaneció con lluvia y lo pospusimos para el día siguiente, tu cumpleaños, pero de nuevo amaneció el día lluvioso. Estaba claro, no podríamos ir en ese fin de semana.
El domingo 4 comenzó como un día cualquiera, obviando lo que todos sabíamos. Tu madre y yo desayunamos y dimos una vuelta por Punta con misa incluida. Después tu madre me dijo que quería acercarse a comprar algún dulce (roscos) para ese día. Yo le dije que para qué y ella me dijo: “no tiene que ser por nada especial pero necesito que en este día tengamos algo”.
A la vuelta me preguntó por los años que tendrías. En teoría fácil de decir, los mismos que yo a partir de ese día hasta el 20 de diciembre pero le dije que tenía que pararme porque desde aquello me cuesta recordar los años que tengo. Es que se convierte en una nebulosa cumplir años si el que te acompañaba siempre ya no lo hace.
Un beso muy grande Jon, mi mellizo temporal.
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