sábado, 17 de agosto de 2013

La fotografía


17 de agosto de 2013, tres años, once meses

Como explicar mis ideas y pensamientos cuando me quedo a solas. Mi mente vuela, recuerda cosas y, a veces, me paro a mirar tus grabados, tus cuadros o la acuarela que hiciste en el hospital. Otras, miro una fotografía mía que tengo en la estantería y recuerdo la historia de esa foto.

Nos hiciste a tu madre y a mí un montón de fotos en el patio del colegio aprovechando los muros blancos recién encalados. ¡Qué jóvenes eramos! Los dos de vacaciones de verano entre curso y curso en la universidad. Te esmeraste colocándonos de una forma u otra, mirando para acá o para allá y nos hiciste ampliaciones en tamaño folio de algunas de las fotos, las que más te gustaron.

Ahora veo esa foto enmarcada y contemplo el rostro que me mira con los ojos no abiertos del todo porque le molesta la claridad del sol veraniego, vestida con una camiseta diseñada por su hermano y cosida por su madre, una joven con pelo rizado (tal y cómo se llevaba por aquel entonces) y pelo suelto con alguna cinta colocada por el “fotógrafo”.

Pienso que la persona (yo) que está allí, tiene enfrente a su hermano (tú) mirando a través del objetivo de su primera cámara de fotos y siento envidia y añoranza de ese momento, de esa época, como si de alguna forma la trajera al presente ¡qué estupidez, no es más que una foto!. Es difícil reconocerse en ella, ya no soy aquella joven que no sabía nada de lo que le esperaba en esta vida. Ahora soy otra persona.

Una de esas fotos fue la base para hacer el cartel de la feria de Aljaraque de aquel año, 1987, que pongo en esta entrada y que tengo colgado junto al resto de tus carteles en mi habitación.

Mi hermano, efectivamente sigues junto a nosotros de otra forma pero todos quisieramos tenerte en tu forma física.

Un beso muy grande.

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