17 de noviembre, 4 años, 2 meses
Noviembre del 2013, estoy en la salita recordando aquel día
3 de noviembre en la reunión de cursillos de cristiandad en el patio de las
Hermanas de la Cruz en La Palma.
De repente siento como un agua cae a la alfombra de pita.
Consulto con mi compañera Juanita y me dice: “vamos Josebe, has roto aguas. Yo
llevo el cochecito de la niña (mi Josebe), cogemos la ropa y nos vamos a la
clínica.”
Así lo hicimos, fuimos a casa de mis suegros y tu abuela me
acompañó junto a tu tío José Mª. Papá estaba en la sierra para poder estar
conmigo cuando vinieras pero te adelantaste y tu abuelo le llamó a la fonda.
La noche estaba infernal pero llegó a tiempo. Habías nacido,
un niño muy guapo con un tono de voz bronca de forma que al oírte el tío
Crisanto dijo que eras un niño.
Creciste sin ningún problema salvo una neumonía que tuviste
con meses, presagio de la del 2009. Fuiste mi niño querido, mejor dicho de
todos. Aún recuerdo el día de la llegada a casa con mi Aitor en brazos y tú
delante dando brincos y gritando “mi madre ha tenido un niño”.
Son tantos los recuerdos de tus hazañas, con tu hermana eras
un todo, un enamorado ella, todo lo que decía lo hacías. Ella era más tranquila
y tú un rabo de lagartija.
Hoy día 4 de noviembre no sabía que día era. Raro, ¿verdad?
La cabeza la tengo medio perdida y por la noche cuando me lo dijo Josebetxu
sentí que algo me aplastaba. Me dio coraje, yo había estado en mi mundo y no
tenía necesidad de saberlo, no se nombra y no se hacen regalos, nada de nada.
Un día que fue de luz y ahora se ha perdido todo, vacío completamente negro, de
tenerlo todo a …
Recuerdos de ti, tu sonrisa de pillín, tus besos, tus
abrazos, tus trastadas con tu hermana. Erais un regalo de Dios y por ello, como
tanta felicidad no puede ser en esta vida, igual que te trajo te llevó.
P.D. Tu madre y nosotros delante de la iglesia de la Palma.
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