17 de enero, cuatro años, cuatro meses
Por
fin se acabaron estos días que comenzaron con mi quinto cumpleaños
sin tí. Cada 20 de diciembre se ha convertido en un día de dolor y
frustración porque de forma extraña lo relaciono contigo y me
parece que yo no puedo cumplir años si tú no lo haces. Me pasa no
sólo a mí sino también a tu madre, lo sé. Le falta la mitad de su
pareja, sólo le queda el cincuenta por ciento.
No
tiene nada que ver con tu hermano, él forma parte de otra etapa por
la diferencia de edad, el problema existe conmigo. Quisiera poder
borrar ese día del calendario, casi es peor que tu cumpleaños
porque de alguna forma me siento culpable de seguir sin tí.
Ahora
mismo la vida para mí es un sinsentido, ¿cuál es su fin? Yo no lo
encuentro. Un día, otro, una cosa, otra. Se pierde un hermano, aquel
que siempre ha estado, ¿qué significa eso? Si no te paras ni
detienes tu mente, realizas una actividad tras otra, pasan horas,
días, meses, años pero ¿cuánto me resta de estar por aquí sin
tí?
Luego
llega la Navidad, Año Nuevo y Reyes, ponemos la mesa y aún, de vez
en cuando, sobra un cubierto, nuestro subconsciente nos traiciona.
Hemos
cubierto estos días con un no parar, cubrir horas de forma que haya
poco tiempo para pensar y así ha habido algún que otro día mejor,
entretenidos y contentos por el trabajo realizado.
Mi
hermano, ¡cuánto te echamos de menos! Y me parece por otras
personas que escucho que siempre te echaremos de menos.
Un
beso muy grande Jon.
P.D. Cruza conmigo. Óleo sobre cartón, 65 x 50
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