jueves, 24 de septiembre de 2015

Juanjo 13 de septiembre de 2015


Elantxobe, 20 de septiembre 

Egunon denak!

En primer lugar, quisiera pediros disculpas por no poder dirigirme a vosotros en la lengua de mis antepasados en ésta, la iglesia de mi familia materna y contemplando a un lado el altar de la Virgen de los Dolores que arreglaba mi tía Begoña. Conozco algunas palabras y entiendo bastante más, pero los primos de Huelva no hemos preservado el Euskera.

Esta visita no ha sido planificada sino fortuita por desgracia. De repente nos ha dejado Juanjo y no podíamos dejar de venir, por él sí, pero sobre todo por los que se quedan aquí, por su familia, hermanos, sobrinos, y, sobre todo, por mi prima Arantxa y su hija Ana.

Conozco a Juanjo desde hace ya muchos años cuando se casó con Arantxa y pasó a ser uno más de la familia. Estuvimos presente en su boda y en el bautizo de Jon Andoni y luego dimos también la bienvenida a Ana a la familia.

Juanjo era una persona muy alegre, cariñosa y amable y que siempre te daba algún consejo. Al menos conmigo lo hacía cada vez que me veía, me cogía aparte y siempre me reservaba unas palabras. Y se que a mi padre también se lo dio. Ellos dos compartían un lazo invisible, ambos habían perdido un hijo. Sólo diez meses antes de la partida de Jon Andoni, se había ido también mi hermano Jon.

Tuvieron charlas que les sirvieron de mutuo consuelo cuando hace unos tres años se reencontraron en Huelva, mientras mi ama y Arantxa también hacían lo propio.

La muerte de un hijo es algo contra natura, se van de tu vida antes que tú y eso rompe las reglas. Cuando vine para el funeral de Jon Andoni por desgracia sabía que encontraría una familia en shock, unos padres y hermana incrédulos. ¿Aquello era real?

Al atardecer de aquel día, Juanjo y yo nos sentamos en la terraza de la casa y yo simplemente le dejé hablar y contesté a sus preguntas. Me dijo que nunca uno puede hacerse a la idea de lo que significaba aquello, que cuando hablaba con mi ama intentaba consolarla pero que no entendía entonces la profundidad de lo que nos había pasado, y le dije que era cierto, que ciertos dolores no se pueden explicar porque en nuestras mentes resultan inconcebibles. Cuando anocheció los dos miramos hacia Ogoño y creo que pensamos lo mismo, ahí se ha quedado Jon Andoni y allí también está él ahora.

Para Juanjo, para Arantxa, para Ana, aquello fue un golpe muy duro del que nunca te recuperas y que además llega a afectarte físicamente, no duele sólo el alma sino que el cuerpo también se resiente y, de repente, los años te caen encima.

Juanjo fue un marido atento que ha estado cuidando a Arantxa en su enfermedad y un padrazo con sus hijos, a los que intentaba inculcar el amor y el respeto por los demás. Las palabras “hija” e “hijo” en su boca sonaban distintas.

Cierto, él ha partido, pero ya está con su hijo, pero aquí quedan los que ahora nos tienen que preocupar, su familia. Arantxa tienes que cuidarte mucho, ahora no puedes dejarte venir y Ana quédate con todo lo que era tu aita, cualquier recuerdo es precioso, cuida mucho de tu ama y de tí misma.

Juanjo, Jon Andoni, iseko Begoña, Jon, cuidad de nosotros desde el otro lado hasta que nosotros también lo crucemos. Otoi bat eta gero arte.

P.D. Juanjo nos dejó el pasado lunes 13 de septiembre y este pasado domingo tuvimos su misa de salida en Elantxobe, el pueblo de nuestra familia.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Con nosotros

17 de septiembre de 2015, 6 años

Jon, cuando se cumple el sexto aniversario de tu partida, estamos todos juntos reunidos para compartir este rato contigo. Parece mucho pero los recuerdos de aquel día están grabados en nuestro interior como si fuera ayer.

No puedo hablar por el resto pero, en mi caso, no hay día ni noche en que no piense en tí y desde luego tampoco hay ninguno en que por una cosa u otra no te nombremos en casa. La mayoría de las veces recordamos alguna anécdota (ya sea algo bueno tuyo o alguna de tus ocurrencias) pero siempre con una sonrisa porque amamos todo tu ser. En otras ocasiones seguimos lamentando tu pérdida porque seguimos necesitándote a nuestro lado.

Estás pero no estás.
Junto a nosotros pero no te vemos.
En nuestra charlas pero no podemos hablar contigo.
En nuestro corazón aunque nuestra realidad te niegue.
Es difícil vivir así.

Siento un desasosiego que no puedo controlar y yo sólo quiero recobrar la paz pérdida.

Lo intento, quiero recuperar mi fe porque me cuesta mucho creer y me falta ese consuelo. Le pido a Dios que me ayude a lograrlo.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Sueños



Como todo el mundo, muchas veces sueño y no recuerdo, pero otras tengo sueños tan vívidos y agradables en el duermevela que los disfruto y no quiero que acaben nunca. Me agarro a las sabanas y deseo no despertarme.

Normalmente esos sueños están relacionados contigo, estamos de viaje o en casa, solos o en grupo, pero yo me lo paso muy bien porque en ese espacio podemos estar juntos y eso es lo principal. Algunas veces soy consciente en el sueño de que estás muerto y de que estoy viviendo un sueño, un anhelo, pero me digo a mi misma, está muerto pero en el aquí y ahora, no importa, está conmigo.

Uno de los últimos sueños fue especial, de repente nos vimos y tú te alegraste mucho de verme, estábamos juntos realmente y me di cuenta de que eso era posible porque yo también había muerto. Sentí una felicidad inmensa porque ese encuentro fuera posible. Estaba al otro lado y, a pesar de mis dudas sobre la otra vida, podía estar allí contigo. No sentí temor, sólo alegría.

En ese momento, me vino una idea a la cabeza, ¿cómo se habrán quedado en casa con esta nueva muerte? Tú lo arreglaste rápidamente y con voz muy alegre dejaste un breve mensaje en el contestador de casa: 
 
    “Ya está aquí conmigo”
 
Así podían saber que todo estaba bien y que no había que preocuparse por nosotros, estábamos juntos de nuevo.

Un beso muy grande hermanito.

P.D. Sin título. Óleo sobre cartón. 65 x 50