Dice la gente que ha pasado por esto que el primer año es el peor. Según ellos, hay que pasar un año con todas sus fiestas y celebraciones para cerrar un ciclo. Eso espero.
El viernes pasado fue San José, el santo de tu madre y el mío. Siempre fue un día de gran fiesta en casa en el que preparamos un almuerzo especial y esperamos vuestros regalos. De día del padre, nada de nada, es nuestro santo y punto.
Además, todos los años, tu madre y yo hacemos un montón de pestiños para celebrar nuestra onomástica que llevamos a nuestros amigos.
El años pasado hicimos un asado con muchas patatas, que os encantan a Aitor y a ti, una tarta de galletas (hacía tiempo que no la hacíamos) y el fin de semana anterior pestiños en cantidad.
Ese día vino a comer con nosotros tu tía Miren y nos trajiste de regalo unos bolsos, a tu madre, dos por falta de uno. Hablaste por los codos, “discutiste” con la tía, Aitor y tú peleasteis por las patatas y pasamos un buen día.
Este año, ya el domingo anterior dijo tu madre que de celebraciones nada, sobre los pestiños ni hablamos, ni ella me los nombró ni yo a ella. No estamos para hacer pestiños. Le dije a tu madre que no podíamos quedarnos en casa pensando y que saldríamos a comer. Total, que me pedí el día aunque sólo fuese por estar acompañada. Salimos a comer y vinieron con nosotros tu tía y Sonia.
Durante todo el día nos acordamos de ti y de camino del abuelo Pepe. Como decía tu madre cuando se hacía la tarta siempre hacía una pequeña para él que le llevábamos ese día junto a su regalo.
Por la tarde como es habitual en nosotras este día, fuimos a misa tu madre y yo. Ella dice que tiene que agarrarse a la fe e intentar mantenerla. La mía está bastante perdida y me sentó fatal el ir, me paro a pensar las palabras que se dicen durante la misa y se me revuelve todo.
Dicen que el duelo tiene pasos atrás y yo he vuelto bastante atrás estos días. Me ha dolido más que en Navidad y aún ando tocada. En fin, un día y fin de semana para olvidar.
El viernes pasado fue San José, el santo de tu madre y el mío. Siempre fue un día de gran fiesta en casa en el que preparamos un almuerzo especial y esperamos vuestros regalos. De día del padre, nada de nada, es nuestro santo y punto.
Además, todos los años, tu madre y yo hacemos un montón de pestiños para celebrar nuestra onomástica que llevamos a nuestros amigos.
El años pasado hicimos un asado con muchas patatas, que os encantan a Aitor y a ti, una tarta de galletas (hacía tiempo que no la hacíamos) y el fin de semana anterior pestiños en cantidad.
Ese día vino a comer con nosotros tu tía Miren y nos trajiste de regalo unos bolsos, a tu madre, dos por falta de uno. Hablaste por los codos, “discutiste” con la tía, Aitor y tú peleasteis por las patatas y pasamos un buen día.
Este año, ya el domingo anterior dijo tu madre que de celebraciones nada, sobre los pestiños ni hablamos, ni ella me los nombró ni yo a ella. No estamos para hacer pestiños. Le dije a tu madre que no podíamos quedarnos en casa pensando y que saldríamos a comer. Total, que me pedí el día aunque sólo fuese por estar acompañada. Salimos a comer y vinieron con nosotros tu tía y Sonia.
Durante todo el día nos acordamos de ti y de camino del abuelo Pepe. Como decía tu madre cuando se hacía la tarta siempre hacía una pequeña para él que le llevábamos ese día junto a su regalo.
Por la tarde como es habitual en nosotras este día, fuimos a misa tu madre y yo. Ella dice que tiene que agarrarse a la fe e intentar mantenerla. La mía está bastante perdida y me sentó fatal el ir, me paro a pensar las palabras que se dicen durante la misa y se me revuelve todo.
Dicen que el duelo tiene pasos atrás y yo he vuelto bastante atrás estos días. Me ha dolido más que en Navidad y aún ando tocada. En fin, un día y fin de semana para olvidar.
Un beso muy grande, Jhosebe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario