Antes que las bicicletas llegaron los triciclos. Dos triciclos exactamente iguales que amanecieron en la mesa la madrugada de Reyes. Esta imagen que está en mi memoria no sé si es real o que de tanto contarla nuestra madre ya me lo parece. Seguramente tu dirías que te acuerdas perfectamente.
Más tarde llegaron las bicicletas, una azul para tí y una roja para mí. Nos levantamos también en Reyes corriendo y buscamos nuestros regalos por nuestro pequeño reino que incluían las dos clases y el patio anexos a nuestra casa. Allí, en la clase de nuestro madre aparecieron ante nuestros ojos y las estrenamos por el patio de la escuela.
Ya no lo recordaba pero ahora en que la nostalgia lo abarca todo leí, además de los vuestros, mi libro de Primera Comunión y entre mis promesas "No pelearme con mi hermano" y entre las cosas que daba de los regalos recibidos "Dar la mitad del dinero a mi hermano para las bicicletas". Y no sé cómo nos lo vendieron nuestros padres porque a pesar de ello aún creíamos en Reyes Magos.
Fuimos unos privilegiados porque en el pueblo no había muchos niños con bicicleta. Paseábamos por el pueblo, a veces con nuestros amigos detrás, por el campo, por el patio,...
Se mudaron con nosotros a Aljaraque y además de todos nuestros paseos por el pinar, la usaste para llevar a Aitor a la guardería sentado en la cesta.
Un día llegaste a casa andando y entonces te diste cuenta que tu bicicleta no estaba allí. La habías dejado en la puerta de la Casa de la Cultura pero cuando volviste no estaba. En realidad te la habían robado antes pero al salir como no la viste y estabas cerca de casa ni te diste cuenta. Supiste quienes habían sido pero como la familia no tenía muy buena fama en el pueblo lo dejaste correr.
Así que unos ocho años después sólo quedó una, la mía que aún tenemos en el campo porque me ha dado pena siempre tirarla y ahora, claro, mucho más.
Más tarde llegaron las bicicletas, una azul para tí y una roja para mí. Nos levantamos también en Reyes corriendo y buscamos nuestros regalos por nuestro pequeño reino que incluían las dos clases y el patio anexos a nuestra casa. Allí, en la clase de nuestro madre aparecieron ante nuestros ojos y las estrenamos por el patio de la escuela.
Ya no lo recordaba pero ahora en que la nostalgia lo abarca todo leí, además de los vuestros, mi libro de Primera Comunión y entre mis promesas "No pelearme con mi hermano" y entre las cosas que daba de los regalos recibidos "Dar la mitad del dinero a mi hermano para las bicicletas". Y no sé cómo nos lo vendieron nuestros padres porque a pesar de ello aún creíamos en Reyes Magos.
Fuimos unos privilegiados porque en el pueblo no había muchos niños con bicicleta. Paseábamos por el pueblo, a veces con nuestros amigos detrás, por el campo, por el patio,...
Se mudaron con nosotros a Aljaraque y además de todos nuestros paseos por el pinar, la usaste para llevar a Aitor a la guardería sentado en la cesta.
Un día llegaste a casa andando y entonces te diste cuenta que tu bicicleta no estaba allí. La habías dejado en la puerta de la Casa de la Cultura pero cuando volviste no estaba. En realidad te la habían robado antes pero al salir como no la viste y estabas cerca de casa ni te diste cuenta. Supiste quienes habían sido pero como la familia no tenía muy buena fama en el pueblo lo dejaste correr.
Así que unos ocho años después sólo quedó una, la mía que aún tenemos en el campo porque me ha dado pena siempre tirarla y ahora, claro, mucho más.
Besos y masajitos Jon.
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