domingo, 30 de septiembre de 2012

Alumna



¡¡Hola Jon!!

Solamente unas palabras en esta tarde de recuerdo. Procuraré no extenderme demasiado ya que tengo entendido que hay intención de dedicarte unas cuantas palabras más que las mías, de tanta gente que te quiere.

Hace ya tres años que te has ido de nuestro lado, ¡cómo pasa el tiempo!, debe ser que no nos percatamos de la frontera invisible que nos separa a tus alumnos de tu presencia, porque el recuerdo de los que estamos aquí abajo no se altera con el tiempo.

Te diré que no he vuelto a clase desde que te fuiste  y me pregunto lo que todavía queda de lo que me enseñabas, pero la verdad es que guardo tus consejos y tu arte como oro en paño, conservados en mi cabeza y en mi retina, procurando trasladarlos a mis lienzos lo mejor que sé y puedo, pensando en cómo lo verían tus ojos y sintiendo nostalgia de tus críticas siempre constructivas, buscando nuestro sitio, nuestro rumbo, tratando de descifrar mis dudas pero sin tí.

Hay ocasiones en que me desanimo con sensaciones ralentizadas y el entorno no me inspira. Entonces es cuando respiro profundo, me relajo y empiezo a construir perfiles, secuestrando a la memoria, fragmentos casi olvidados de tus clases, principalmente cuando te sumergías pintando para tí. Entonces yo soltaba los pinceles y lo que tuviera entre manos para empaparme de tus pinceladas multicolores, convirtiéndome en una espectadora privilegiada de una maravillosa clase magistral.

Quiero darte las gracias por haber pasado por nuestras vidas y dejar este recuerdo imborrable que nos has regalado, con tu sentido estético y un punto excéntrico que te hacía diferente, pero con una gran humanidad, que afloraba en una sensibilidad que muy pocos conocían.

Te debo sueños y grandes momentos, encapsulados en el recuerdo de aquellas agradables tardes de pintura, musica y charlas literarias y de cine también, a las que éramos tan aficionados y hacían de nuestras clases algo único y diferente.

Sé que tus ojos y tu espíritu nos acompañan en la distancia, más allá del tiempo, con tus consejos siempre acertados, desde ese andén de estaciones dormidas.

Algo muy dentro me susurra que esta tarde te sientes muy querido, arropado y feliz.

Josebe, no estés triste, porque en aquella ocasión de hace tres años, Jon perdió la batalla de la vida pero recobró un inmenso recuerdo de gratitud y cariño de muchos. Él no quiere verte decaida. Los que le conocimos sabemos de su amor por la vida y que no le gustaba refugiarse en la melancolía. Su ternura nos abraza a todos, tenemos que abrir el corazón para recibirlo.

Josebe, abre bien los ojos y alerta el espíritu porque tu hijo te está buscando para consolarte.

Te quiere y te recuerda siempre tu alumna y amiga,

Manoly Miraz
17 de septiembre de 2012

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