Ya pasó la misa y ha sido muy diferente a la del año pasado. El año pasado el dolor era más agudo y en parte estabas como en otro mundo. Este año la pena es más profunda y más consciente.
Cada vez que ha pronunciado tu nombre el cura (y lo ha hecho muchas veces) ha sido como una puñalada en mi corazón. Decía Jon y mi mente traducía, está muerto, esta es una misa de difuntos.
Te quiero muchísimo, Jhosebe.
P.D. También he recibido alegrías como amigas nuestras a las que no veía desde hace años y que no se enteraron el año pasado de tu muerte y han venido éste a estar con nosotros. En la foto, en la piscina de Almonaster, en un viaje que hicimos a la sierra, tú a la izquierda y una de ellas a la derecha.
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