Ayer se celebró el certamen de pintura al aire libre que lleva tu nombre y aquí, tu hermana, ha entregado el primer premio. Leí también unas palabras y hubo unos instantes en los que poco me faltó para que se me saltaran las lágrimas pero me contuve. Incluyo aquí el texto y el cartel del certamen.
Un beso muy grande para mi hermano pintor.
En primer lugar, quiero expresar el agradecimiento de mi familia por el reconocimiento que supone para Jon darle su nombre a este certamen que él mismo se encargó de promover y organizar. Resulta extraño hablar así de mi hermano en cuanto este reconocimiento supone un homenaje póstumo. Se nos fue demasiado pronto y aún no nos hemos acostumbrado a ello.
En este certamen él nunca participó por razones obvias pero sí que lo hizo en otros lugares. El paisaje pintado con espátula era uno de sus aspectos preferidos en la universidad y le hizo merecedor de una beca de paisaje en el Paular y de recibir una de sus medallas.
Nosotros le hemos acompañado a varios de estos certámenes siempre con mucha ilusión. A la hora de la entrega esperábamos detrás a oír el resultado.
Recuerdo en especial uno en Cortelazor por el calor que hizo aquel día a pesar de estar en la sierra. Aunque Jon iba preparado y se colocó su gorra para pintar, se le quemó el cuello entre idas y venidas del resto llevándole refrescos.
Igual que hoy la entrega de premios fue por la tarde y como pudimos la sobrellevamos entre sombras y bares.
Regresamos, ya anocheciendo, los cinco en el coche y el cuadro fresco sobre la bandeja del maletero. En menos que canta un gallo, unos 20 km, tuvimos que parar porque todos íbamos ya mareados con los vapores que exhalaba la pintura fresca incrementados por el calor. Esperamos un buen rato a que se hiciera de noche y por fin pudimos volver.
Es para mí un gran orgullo entregar este premio no por mí sino por el pintor y la persona que era mi hermano. Quiero dar mi enhorabuena a los ganadores pero también al resto de participantes. Como dice nuestro amigo Chema “si gano bien, si no un cuadro que me hallo”.
En este certamen él nunca participó por razones obvias pero sí que lo hizo en otros lugares. El paisaje pintado con espátula era uno de sus aspectos preferidos en la universidad y le hizo merecedor de una beca de paisaje en el Paular y de recibir una de sus medallas.
Nosotros le hemos acompañado a varios de estos certámenes siempre con mucha ilusión. A la hora de la entrega esperábamos detrás a oír el resultado.
Recuerdo en especial uno en Cortelazor por el calor que hizo aquel día a pesar de estar en la sierra. Aunque Jon iba preparado y se colocó su gorra para pintar, se le quemó el cuello entre idas y venidas del resto llevándole refrescos.
Igual que hoy la entrega de premios fue por la tarde y como pudimos la sobrellevamos entre sombras y bares.
Regresamos, ya anocheciendo, los cinco en el coche y el cuadro fresco sobre la bandeja del maletero. En menos que canta un gallo, unos 20 km, tuvimos que parar porque todos íbamos ya mareados con los vapores que exhalaba la pintura fresca incrementados por el calor. Esperamos un buen rato a que se hiciera de noche y por fin pudimos volver.
Es para mí un gran orgullo entregar este premio no por mí sino por el pintor y la persona que era mi hermano. Quiero dar mi enhorabuena a los ganadores pero también al resto de participantes. Como dice nuestro amigo Chema “si gano bien, si no un cuadro que me hallo”.
P.D. En el cartel se incluyen varios cuadros tuyos, incluido el de Cortelazor en la esquina inferior izquierda.
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