jueves, 28 de octubre de 2010

El comienzo

Al final ha sido tu madre la que lo ha contado. En fin, tú ya lo sabías pero del resto del mundo pocos lo sabían.

Ya sobre el mes de marzo pensé en apuntarme a clases de pintura pero he tenido que esperar al nuevo curso para poder empezar. A veces pienso que es que estoy un poco loca, pero creo que es una nueva forma de unión.

Jamás se me había ocurrido lo de pintar, sobre todo porque recuerdo perfectamente lo torpe que era con el dibujo en el instituto pero aquí estoy y materiales no me van a faltar. A lo mejor luego no me gusta y lo dejo, ya veremos.

En la primera clase hice lo que tu madre me dijo que no hiciera, o sea, comparar a la profesora contigo y, claro, salió perdiendo. Tú te parabas más en enseñar pero ella te dice cuatro cosas y te tira al charco a ver que te sale. Parece más una clase de expresión artística. Bueno, yo tengo algo ganado, tus clases, en las que explicas tan bien todo.

Así que como no quiere la cosa el primer día hice un bodegón (más bien feo) y ahora pues también lo que se me ha ocurrido, un paisaje que a ver como termina. Ya te digo, todo como por libre.

A veces la gente habla de "señales" y yo no sé si estoy perdiendo la cabeza pero creo que recibí una tuya fuerte y clara el día en que fui a apuntarme por primera vez.

Aún no estaba abierta la casa de la Cultura y me paré a ver la información en la puerta. Mientras estaba leyendo horarios, precios y demás, empezó a sonar una música muy flojito que parecía venir del interior y que me resultaba familiar pero que en ese momento no identifiqué. Cuando volvía al coche recordé de qué me sonaba, dicha música la escuchamos en Los Ángeles, en Disneyland. ¿Es una casualidad escuchar una música no habitual en ese preciso momento que yo relaciono contigo? Puede ser, pero fue extraño.

Un beso muy grande Jon.

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