Estos días han sido, como era de prever, de tormenta emocional y de continuos altibajos por parte de unos u otros. Realmente creo que crearía una nueva palabra: medibajos porque pasamos de un estado medio a uno bajo y lo de alto casi nunca aparece.
Solventamos la noche de Navidad cenando en casa de la tía y he de reconocer que lo pasamos bastante bien y que tú también estuviste presente a través de un regalo muy personal, pero antes había más bien pocas ganas de ir y muchas de no hacer nada. Como dice tu ama, "me escondería en un rincón y allí me quedaría".
La despedida del Año la pasamos en casa y a pesar de haberme entretenido preparando la cena también hubo un momento en que me hubiese metido en la cama y ya está, pero claro, tengo al resto de nuestra familia y por ellos hay que sobreponerse y llevar el tema lo mejor posible.
Hemos compartido Fines de Año de múltiples formas según la edad y la situación: caseros, en fiestas mogollónicas en naves perdidas de las que llegábamos rendidos y apestando a tabaco ajeno, fiestas pequeñas con amigos e incluso mediante una llamada recibida en el momento preciso desde San Francisco. Ahora compartimos la celebración de un Nuevo Año de forma bien distinta.
Un beso muy grande Jon y Feliz Año Nuevo.
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