Este domingo pasado fuimos a misa y justo en el banco de delante había cuatro personas. En la esquina un niño de unos 6 o 7 años, a su lado el que supongo era su hermano, un adolescente de unos 15 años, luego una mujer y un hombre mayor.
El hermano está continuamente pendiente del menor sonriéndole y a veces haciéndole confidencias.
En un momento determinado se gira la “mujer” y no es tal sino también una adolescente de la misma edad del mayor. Se acerca también al menor, le sonríe y le da su móvil con un juego para que se entretenga.
Es increíble porque fue como si volviese al pasado, dos hermanos mayores iguales con uno pequeño y todos ellos de pelo oscuro. Ella con una melena larga y él con un corte de pelo parecido al tuyo. Viendo a su padre (calvo) ya supe lo que les esperaba de mayor.
La alegría e inocencia que irradiaban me impactó y me hizo pensar en nuestra propia alegría de aquellos años y en lo que la vida nos habría de deparar después.
Hoy, 10 de marzo, es el cumpleaños de Aitor y su hermano mayor no estará con él. Nos dice de vez en cuando lo mucho que hacías por él y que ya no estás. Espero que no le abandones del todo y a mí tampoco.
En este día tan especial un beso muy grande para mis dos hermanos, Jon y Aitor.
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