martes, 6 de marzo de 2012

La mesa plegable



Cuando vivíamos en las casas de los maestros antes de mudarnos a la de ahora, teníamos la ilusión de ir a la playa ya que Aljaraque estaba mucho más cerca de ella de lo que estaba Villarrasa.

Una de las veces que fui a unos grandes almacenes compré una mesa de playa de las que tienen un tamaño doble al desplegarse y llegué muy contenta con mi compra a casa.

Aquel día de verano les dije a todos que cenaríamos en el patio con la mesa extendida como si estuviéramos en la playa y tú me dijiste protestando: ¡vaya con la tontería!, que si no era igual comer dónde siempre (estabas viendo la tele).

La mesa la estaba poniendo sola y en el escalón de la bajada al patio me tropiezo, me caigo y me hago bastante daño en un dedo del pie derecho. Entonces al oírme quejarme me dijiste: “ves, si me hubieses echado cuenta no te hubiera pasado nada”.

Con el dolor que tenía en ese instante (al final el dedo estaba roto), si hubiese podido te mato.

Son tantos recuerdos que son eso y las cosas que hiciste las que me quedan de consuelo.


Mi amor. Tu amatxu.



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