Entro de vez en cuando en un foro para personas que han perdido un ser querido. En él han colgado este texto atribuido a San Agustín y escrito cuando murió su madre. Es similar al que nos dio Dori pero más completo. En definitiva, el autor no está claro pero como es un trozo más largo aquí lo pongo. Ya lo tengo puesto también en la pared al lado de mi mesa en el trabajo.
"No llores por mi…la muerte no es nada.
Yo sólo estoy al otro lado. Yo soy yo. Tú eres tú.
Lo que nosotros éramos el uno para el otro lo somos siempre.
Dame el nombre que siempre me has dado.
Háblame como siempre lo has hecho.
No uses un tono diferente.
No tomes un aire solemne o triste.
Continúa riendo de lo que nos hacía reír juntos.
Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre sea pronunciado en casa como siempre lo ha sido, sin ningún énfasis, sin sombra.
La vida significa lo que siempre ha significado, es lo que siempre ha sido: el hilo no se ha roto.
¿Por qué tendría que estar fuera de tu pensamiento?
¿Sólo por qué estoy fuera de tus ojos?
No estoy lejos, estoy exactamente al otro lado del camino.
¿Ves? Todo está bien.
Volverás a encontrar mi corazón, volverás a encontrar en él las ternuras purificadas.
Seca tus lágrimas y no llores… si me amas"
En fin Jon, es muy complicado ponerlo en práctica, pero lo leeré de vez en cuando. Un beso grande.
P.D Jon paseando a Aitor en el carrillo en el campo. Como dice la gente en el foro, un hermano con el que te llevas tanta diferencia se convierte en alguien a quien adoras, cuidas y proteges sobre todas las cosas.