miércoles, 3 de febrero de 2010

Jon y Salma




Hará cuatro años este verano que Salma, léase Selma, llegó a nuestras vidas. No sé cómo se te ocurrió o quién te lo dijo pero decidiste colaborar trayendo a un niño saharaui en el verano.

Tu madre cometió el “grave” error de decirte que si lo habías pensado bien porque era una responsabilidad muy grande y para ti, eso fue algo tan terrible que no lo olvidaste ni permitiste que lo olvidara (cuando quieres puedes ponerte bastante dramático).

Al final llegó en verano del 2006 un niño de siete años brutote pero de buen corazón y buen carácter. Era capaz de sorprenderse por cualquier cosa habitual para nosotros: el mar, la piscina, agua sin fin en casa, el baño, la comida (¡cuánto le gusta la fruta!), su propia tele (tienen una pero comunitaria que puede ver de vez en cuando) o la Play.

Tú, Jon, le diste todo tu cariño y también lo malcriaste un poco pero tu madre cuando lo traías a casa, cosa que ocurría con bastante frecuencia, trataba de enderezarlo. Gracias a eso comía comidas caseras de vez en cuando y se comportaba algo mejor.

Yo compartí con él fines de semanas, momentos de juego en la Play, cosa que tú odias, y paseos como el que dimos en el espigón junto a tu madre y que supuso para él otro nuevo mundo por descubrir que incluía pequeños cangrejos andando entre marismas.

Sabes Jon, lo trajiste y se quedó en nuestro corazón. Aunque no te lo decíamos nos hace mucho daño recordarle y lo echamos de menos. El primer verano que no estuvo contigo, fui a visitarlo un par de veces y, más tarde, compartimos con él, tu madre, Aitor y yo, un partido amistoso del Athletic con Lepe ya que curiosamente la familia que lo acogió era del Athletic.

Su foto sigue puesta en la nevera de Punta como la dejaste pero al final supongo que tendremos que quitarla porque a tu madre le hace daño verla.

Cada vez que salen imágenes del Sahara lo buscamos y el otro día, tu padre y Aitor dicen que lo vieron. En concreto, tu hermano dice que iba con la camiseta serigrafiada con su foto que le hiciste. Es posible, pero puede que sólo sea fruto de nuestro anhelo.

¿Qué será de él? ¿Estará bien? Como dice tu hermano, ni siquiera sabrá que has muerto...

Un beso muy fuerte Jontxu.


P.D. Me gusta mucho esta foto que me ha enviado Rocío de vosotros en la playa y la he colocado en mi mesa. Nunca había tenido ninguna pero ahora tengo una de mis dos hermanos sacada de tu móvil en un paseo por el río Piedras, una de uno de nuestros retratos juntos y la tuya con Salma.

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