sábado, 13 de febrero de 2010

La educación


Se dice que cada uno es de su padre y de su madre, y es verdad, cada hermano tiene su forma de ser pero en lo referente a la moral y la educación recibida, lo básico es asumido y grabado a fuego según te lo inculcan tus padres.

Mientras que estuviste en el hospital fuiste siempre educado, te preocupabas por los demás y procuraste no dar mucho la lata. Aguantaste las pruebas sin muchas quejas incluso con las gasometrías que duelen bastante. Una vez estuvieron hasta cuatro personas intentando hacértela hasta que llegó tu salvadora como luego tú la llamabas. Cada vez que la veías le decías “a mí no me toca nadie más que tú”.

En los momentos de más dolor después de hacerte la biopsia llegaste a pedirle disculpas al enfermero por llamarlo tantas veces pero te encontrabas tan mal...

Pero lo que verdaderamente me sorprendió fue tu pudor. Creía erróneamente que para ti eso era cosa del pasado pero no, lo tenías tan arraigado como yo gracias a esa educación, errónea o no, de nuestros padres.

El día que estuviste tan mal en Huelva, tus amigas Isa y Camino, tuvieron que convencerte para asearte un poco pero sólo llegaron al pecho y los brazos, y cuando estuviste tan mal en Córdoba lo demostraste en varias ocasiones que entran en el plano de nuestra intimidad.

Supongo que querrán a muchos enfermos como tú. Fuiste muy fuerte, valiente, amable, educado y pudoroso. No sé si yo hubiese sido tan fuerte.


Un beso, Jhosebe.


P.D. El otro día al salir del cine me crucé con una chica que me resultó muy familiar. Estuve un poco pensando y caí, ¡tu salvadora!. No sé si ella me vio, creo que no, porque había bastante gente. Probablemente se acuerde de ti aunque pasan muchos enfermos por el hospital pero fue un mes de convivencia, tú fuiste un caso peculiar y desde luego también tiene los pendientes que le hiciste.

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