viernes, 30 de julio de 2010

Jueves 30 de julio de 2009


Durante esta semana del año pasado andabas por Ávila y me llamaste por teléfono el jueves a las once y media de la noche. Más o menos así transcurrió nuestra conversación.

- Diga.
- Soy Jon.
- Hombre, ¡vaya horas de llamar! Me has asustado. ¿Cómo te va el viaje?
- Bien pero te llamo por otra cosa.
- ¿Ocurre algo?
- Acabo de salir de una clínica de Ávila.
- ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
- Me he vuelto a encontrar mal, no podía respirar bien y me han hecho una radiografía. Me ha dicho el médico que no le gustaban el aspecto de los pulmones y que debía ingresar.
- ¡¿Cómo?!
- No te preocupes, yo le he dicho que era de Huelva y que no quería quedarme allí y entonces me ha dicho que volviera enseguida a Huelva y fuese al hospital. Parece que podría tener neumonía.
- ¿A qué hora volvéis?
- Todavía no voy a volver.
- ¿Pero si te han dicho que vuelvas porqué no vuelves ya?
- No pasa nada, me quedaré hasta acabar las vacaciones el domingo. Ya me encuentro mejor con el oxígeno y el urbason que me han puesto.
- Deberías volverte ya (tono de enfado)
- Yo volveré cuando quiera. Ya estás como siempre organizando (tono de enfado también).
- Haz lo que quieras pero entonces, ¿para qué me has llamado?
- Para que alguien de casa sepa lo que me pasa por si ocurre algo. No quería llamar a tus padres y preocuparlos.
- Eso, y tú quedándote en Ávila pero tu sabrás. Ten en cuenta que el domingo es fin de mes y habrá mucho tráfico. Procura venir pronto.
- Quiero aprovechar el día y no volveré hasta la tarde.
- Como quieras... Te llamo a ver cómo sigues.
- Adiós.

La relación entre hermanos es especial, por un lado sabemos que podemos contar el uno con el otro y luego podemos discutir por la cosa más nimia, que es olvidada pronto porque para eso somos familia. Para mí todo es valioso para tenerte a mi lado, los encuentros y los desencuentros nos definen. No puedo entender aquellas personas que creen que hay que olvidar algunas cosas porque piensan que eran “malas” e idealizar falsamente a la persona que falta. Es como olvidar parte de lo que esa persona era.

Este recuerdo es muy especial para mí, creo que jamás lo podré olvidar y guardaré como un tesoro esta llamada que me hiciste para contarme preocupado lo que te pasaba y que fue a la vez nuestro último desencuentro telefónico. ¡Cuánto daría yo por tener alguno de ellos ahora! Dudo que pueda asumir tu falta Jon.

Besos y masajes Jontxu.
P.D. Aquí estamos los dos en la playa jugando con nuestros cubos y palas, bien preparados para no coger el sol con nuestros sombreros y bajo la sombrilla. Por detrás asoma la nevera que llevaba nuestra madre con las cosas para pasar el día en la playa. Por aquella época ibamos de Villarrasa a Matalascañas cuando aún no había la aglomeración de hoy en día.

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