Jon nos dio en verano un curso de pintura al aire libre. Además promovió la creación de un concurso de pintura al aire libre que ahora lleva su nombre.
Además se daban otro tipos de cursos como informática, diseño o cerámica. Precisamente asistimos al de cerámica que impartió Chema (como le llamamos cariñosamente).
El curso estuvo muy bien. Al menos a mí me gustó mucho y además el barro tiene un tacto especial. Si os fijáis a los niños chicos les gusta mucho jugar con el pan y otras muchas cosas que moldean con sus manitas, pues nosotros igual, fuimos con nuestras plastilinas, perdón el barro, y allí estuvimos, dale que te pego hasta tenerlo moldeable.
Cada uno hicimos lo que pudimos con la ayuda de Chema, hay quien tenía más arte y hay quien tenía menos.
Salieron toda clase de cacharros, desde un plato hasta un botijo, pasando por una botella, una flor, etc.
En esta actividad tan bonita hubo que buscar bidones y serrín, y cortarlos por varios sitios para que entrara aire.
Una vez terminadas nuestras obras, nosotros mismos preparamos nuestro horno, una capa de serrín, otra de cerámica, otra de serrín y así sucesivamente. Cuando estuvo lleno el bidón se le prendió fuego y se dejó lentamente consumir varios días.
Pasados los días fuimos contentos a ver el resultado. Aquello no fue exactamente como creíamos, no salieron bien por falta de grosor. Por ejemplo, los ceniceros que eran más gruesos salieron mejor y las cosas con más florituras se partieron y a lo mejor un jarrón alto con flores quedó en jarra. En fin, que estuvimos muy contentos en el curso.
De nuestras piezas rotas sacó Jon una careta muy bonita que pondremos en la exposición. ¡Lo que es capaz de sacar un artista!
Un abrazo a mi profe de cerámica, Chema, y a mi profe del alma, Jon. Tu amatxu.
Además se daban otro tipos de cursos como informática, diseño o cerámica. Precisamente asistimos al de cerámica que impartió Chema (como le llamamos cariñosamente).
El curso estuvo muy bien. Al menos a mí me gustó mucho y además el barro tiene un tacto especial. Si os fijáis a los niños chicos les gusta mucho jugar con el pan y otras muchas cosas que moldean con sus manitas, pues nosotros igual, fuimos con nuestras plastilinas, perdón el barro, y allí estuvimos, dale que te pego hasta tenerlo moldeable.
Cada uno hicimos lo que pudimos con la ayuda de Chema, hay quien tenía más arte y hay quien tenía menos.
Salieron toda clase de cacharros, desde un plato hasta un botijo, pasando por una botella, una flor, etc.
En esta actividad tan bonita hubo que buscar bidones y serrín, y cortarlos por varios sitios para que entrara aire.
Una vez terminadas nuestras obras, nosotros mismos preparamos nuestro horno, una capa de serrín, otra de cerámica, otra de serrín y así sucesivamente. Cuando estuvo lleno el bidón se le prendió fuego y se dejó lentamente consumir varios días.
Pasados los días fuimos contentos a ver el resultado. Aquello no fue exactamente como creíamos, no salieron bien por falta de grosor. Por ejemplo, los ceniceros que eran más gruesos salieron mejor y las cosas con más florituras se partieron y a lo mejor un jarrón alto con flores quedó en jarra. En fin, que estuvimos muy contentos en el curso.
De nuestras piezas rotas sacó Jon una careta muy bonita que pondremos en la exposición. ¡Lo que es capaz de sacar un artista!
Un abrazo a mi profe de cerámica, Chema, y a mi profe del alma, Jon. Tu amatxu.
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