Además del dolor que se siente, la muerte viene acompañada de mucha incredulidad cuando llega así, tan pronto, sin razón aparente.
Aunque hacía 3 años que no te veía, parece que te tenga enfrente ahora mismo con tu mirada alegre, tan simpático, tan noble, tan fuerte, tan amable.
Debido a la distancia que separa a la familia, de Huelva a Bilbao, te he ido conociendo de forma discontinua en diferentes etapas de tu vida que han ido viniendo a mí estos días.
Aún recuerdo el primer día que te vi en el capazo. Fuimos de Huelva a Bilbao una Semana Santa para asistir a tu bautizo. Llegamos al piso de Uríbarri donde vivías con tus padres en aquel momento y donde yo viví con tu madre mientras estudiaba y allí estabas en la sala y alrededor tuyo para verte nos colocamos todos los que habían venido de Huelva, incluido Jon.
Mi siguiente recuerdo tuyo no es allí sino aquí, en Huelva y es uno de los recuerdos más bonitos que tengo tuyo y de la tía Begoña. Tus abuelos, una vez jubilado el tío Andoni, aprovecharon para pasar temporadas en septiembre en La Antilla, en el piso de la tía Miren.
Aquel año, tú tendrías unos dos años y medio, vinieron en avión y te trajeron con ellos. Llegaron a mitad de semana y uno de los primos os llevaron allí. Yo, en cuanto llegué a Huelva el viernes desde Sevilla, recogí a mi madre y fuimos a veros. No estabais en el piso y supusimos que andaríais paseando por la playa. Nos acercamos y allí os vimos paseando. Puedo aún ver la sonrisa de la tía de oreja a oreja cuando nos vio y a ti andando con tus pasitos y con un gorrito para que no te diera el sol.
¡Menudo chiringuito tenían montado allí los tíos! Su sombrilla, sillas e incluso unos yogures para que merendaras. Después de pasear por la orilla recogiendo conchas, cosa que a la tía le encantaba, nos sentamos todos a contemplar el mar y tu amuma se puso a darte el yogur.
Mi padre siempre recuerda con mucho cariño y simpatía aquel día en que bajaron al puerto de Elantxobe las tías Begoña y Carmen, mis padres y tú y le dijiste “¿no habrá 100 pesetas para un mantecado (helado)?” Lo dijiste con tanta gracia y naturalidad que todos se echaron a reír y aún se acuerdan de ello. Tú andabas entonces por los 4 o 5 años...
Aunque hacía 3 años que no te veía, parece que te tenga enfrente ahora mismo con tu mirada alegre, tan simpático, tan noble, tan fuerte, tan amable.
Debido a la distancia que separa a la familia, de Huelva a Bilbao, te he ido conociendo de forma discontinua en diferentes etapas de tu vida que han ido viniendo a mí estos días.
Aún recuerdo el primer día que te vi en el capazo. Fuimos de Huelva a Bilbao una Semana Santa para asistir a tu bautizo. Llegamos al piso de Uríbarri donde vivías con tus padres en aquel momento y donde yo viví con tu madre mientras estudiaba y allí estabas en la sala y alrededor tuyo para verte nos colocamos todos los que habían venido de Huelva, incluido Jon.
Mi siguiente recuerdo tuyo no es allí sino aquí, en Huelva y es uno de los recuerdos más bonitos que tengo tuyo y de la tía Begoña. Tus abuelos, una vez jubilado el tío Andoni, aprovecharon para pasar temporadas en septiembre en La Antilla, en el piso de la tía Miren.
Aquel año, tú tendrías unos dos años y medio, vinieron en avión y te trajeron con ellos. Llegaron a mitad de semana y uno de los primos os llevaron allí. Yo, en cuanto llegué a Huelva el viernes desde Sevilla, recogí a mi madre y fuimos a veros. No estabais en el piso y supusimos que andaríais paseando por la playa. Nos acercamos y allí os vimos paseando. Puedo aún ver la sonrisa de la tía de oreja a oreja cuando nos vio y a ti andando con tus pasitos y con un gorrito para que no te diera el sol.
¡Menudo chiringuito tenían montado allí los tíos! Su sombrilla, sillas e incluso unos yogures para que merendaras. Después de pasear por la orilla recogiendo conchas, cosa que a la tía le encantaba, nos sentamos todos a contemplar el mar y tu amuma se puso a darte el yogur.
Mi padre siempre recuerda con mucho cariño y simpatía aquel día en que bajaron al puerto de Elantxobe las tías Begoña y Carmen, mis padres y tú y le dijiste “¿no habrá 100 pesetas para un mantecado (helado)?” Lo dijiste con tanta gracia y naturalidad que todos se echaron a reír y aún se acuerdan de ello. Tú andabas entonces por los 4 o 5 años...
Un beso muy fuerte para todos.
P.D. En esta foto tú tienes 4 años y estamos en ella la tía Begoña, la tía Carmen, mi madre, la prima Garbiñe, sus hijas Maialen e Ivane (no se la ve mucho que digamos) y yo en un día turístico en Loyola. La foto la hizo mi hermano Aitor.
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