Este es un mes maldito. Nos acordamos continuamente de lo que hacíamos el año pasado en esta fecha.
Ya llevas catorce días en el hospital haciéndote pruebas y sin resultado. También hacía mucho calor como ahora, de tal forma que como en tu habitación también hacía calor a pesar del aire acondicionado te había llevado un ventilador que nos acompañó en tu estancia en el hospital.
El ventilador también fue de viaje a Córdoba en el maletero de mi coche junto al resto de cosas, las tuyas, una bolsa de agua caliente para el dolor que tenías en la espalda, un cojín para dormir en el sillón y alguna banqueta que nos llevamos para tener más sitio en que sentarnos.
¡Qué difícil es tragarse lo que te pasó! Más de un mes en un hospital y morirte sin saber de qué después de hacerte una biopsia con toracoscopia de escasa mortalidad. A nosotros nos cuesta y al resto de gente que te vio en el hospital también y no dejan de decirlo de vez en cuando. ¿Cómo alguien tan fuerte pudo morirse así? La gente te recuerda paseando con tu camiseta de mangas cortas...
Y encima empezaste a ir al ambulatorio en febrero, ¿cómo nadie te hizo una simple radiografía? ¿podrías haber tenido alguna oportunidad?
Siempre que me asaltan esas ideas, las desecho y me digo, estaba enfermo y no tenía salvación, mejor así porque vivió con naturalidad todo el tiempo. Cuando tu madre me habla de Córdoba obsesionada, le razono y le digo que no se puede volver al pasado, que hicimos lo que mejor creímos con la información que teníamos y que ese era tu destino.
Tu caso nos ha dejado tan tocados que en nuestro entorno nos resistimos a los médicos y a los hospitales por si las moscas.
Lo cierto es que todo aquello parece no ser tan lejano. ¡Cuánto te queremos y deseamos tenerte con nosotros!
Ya llevas catorce días en el hospital haciéndote pruebas y sin resultado. También hacía mucho calor como ahora, de tal forma que como en tu habitación también hacía calor a pesar del aire acondicionado te había llevado un ventilador que nos acompañó en tu estancia en el hospital.
El ventilador también fue de viaje a Córdoba en el maletero de mi coche junto al resto de cosas, las tuyas, una bolsa de agua caliente para el dolor que tenías en la espalda, un cojín para dormir en el sillón y alguna banqueta que nos llevamos para tener más sitio en que sentarnos.
¡Qué difícil es tragarse lo que te pasó! Más de un mes en un hospital y morirte sin saber de qué después de hacerte una biopsia con toracoscopia de escasa mortalidad. A nosotros nos cuesta y al resto de gente que te vio en el hospital también y no dejan de decirlo de vez en cuando. ¿Cómo alguien tan fuerte pudo morirse así? La gente te recuerda paseando con tu camiseta de mangas cortas...
Y encima empezaste a ir al ambulatorio en febrero, ¿cómo nadie te hizo una simple radiografía? ¿podrías haber tenido alguna oportunidad?
Siempre que me asaltan esas ideas, las desecho y me digo, estaba enfermo y no tenía salvación, mejor así porque vivió con naturalidad todo el tiempo. Cuando tu madre me habla de Córdoba obsesionada, le razono y le digo que no se puede volver al pasado, que hicimos lo que mejor creímos con la información que teníamos y que ese era tu destino.
Tu caso nos ha dejado tan tocados que en nuestro entorno nos resistimos a los médicos y a los hospitales por si las moscas.
Lo cierto es que todo aquello parece no ser tan lejano. ¡Cuánto te queremos y deseamos tenerte con nosotros!
Un beso muy grande, Jhosebe.
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