Somos de una familia rociera por las dos partes y sí, digo bien, por la paterna y la materna de una forma u otra.
Nuestro padre es de la Palma del Condado, de un pueblo que tiene la segunda hermandad filial en antigüedad de la Virgen del Rocío. Aunque él no es dado a las fiestas y se ha desentendido de lo que es el Rocío, su familia es rociera. Así podemos verlo en fotos que lo atestiguan como en la que adjunto a esta entrada y en la que está junto a sus hermanos: Amalia, Diego, José María, él y Andrés. Nuestros tíos Andrés (que ya está junto a Ella) y Diego tienen casa en el Rocío y tanto el uno como el otro no faltaban a la cita anual más las que se producen durante el año. Así mismo lo hacen nuestros primos y sus hijos.
Nuestro abuelo Pepe a su muerte debía ser o casi el hermano más antiguo de la Hermandad ya que la bisabuela Amalia lo apuntó siendo joven por una promesa y murió con la nada desdeñable edad de 95 años. La última vez que fue al Rocío fue una madrugá, ya fallecida mi abuela, en que le dije que si quería ir con nosotras porque nos íbamos a acercar en el coche. Aún recuerdo su cara llena de lágrimas al paso de la Virgen junto a mi madre que también lloraba a raudales.
Por otro lado, está la parte vasca que aunque no tenía antecedentes familiares, a su llegada a Huelva se unieron a la devoción que tenía el lugar donde vivían a la Virgen del Rocío. Así las hermanas mayores, Begoña y Carmen, se unieron a la hermandad de Huelva para hacer el camino y participar en una romería que no tenía las comodidades de ahora y aunque volvieron a vivir en Bizkaia, no dejaron de visitar a la Virgen en cada una de sus visitas a Huelva y de ver las imágenes que ponían en la televisión. La última visita a la Virgen de la tía Begoña fue en ese último verano en que vino de vacaciones.
Además, también se volvió devota nuestra tía abuela Dionisia ya que cuando estuvo en Huelva para acompañar a mi madre cuando me tuvo, le pidió una gracia a la Virgen que le fue concedida y siempre decía que era muy milagrosa. Y, por supuesto, también mantienen esa devoción las que viven aquí, nuestra tía Miren y nuestra madre, aunque esta última está bastante “rebelde” este año y sus razones tiene.
Aunque esto pueda parecer increíble por la cantidad de gente que va ahora, de pequeños solíamos ir a pasar algún día durante el Rocío, cogíamos el coche, la mesa plegable, la comida y hala, como en cualquier romería nos juntábamos al grupo y pasábamos el día allí. Ahí estamos nosotros en un charret con un caballo "fogoso" durante un Rocío. Tú, con tu ceño fruncido típico en tí, y yo, sonriente. Detrás se ve a nuestra prima Mª José.
Yo no he hecho nunca el camino pero tú te animaste hace unos cuatros años y lo hiciste junto a unos cuantos amigos. Para ti fue una buena experiencia, le hiciste una petición a la Virgen y volviste contento. Tenemos colgada tu medalla en casa. Por mí parte, aunque había dejado de hacerlo por la cantidad de gente que va, el año pasado me animé junto a tu madre a ir de nuevo a ver la madrugá. ¡Quién nos iba a decir lo que nos esperaba en los meses siguientes!
Estos días me he acordado constantemente del abuelo Pepe, de la tía Begoña y de ti. Esperemos que estéis juntos compartiendo esta fiesta.
Un beso muy fuerte Jontxu.
P.D. Como curiosidad podéis acceder a la página http://www.elrocio.net/page2.html que encontré por casualidad cuando falleciste y ver los agradecimientos al final de la misma. En ella se dice literalmente en inglés: We would like to also thank all those who have brought me closer to my faith, and to The Virgin Mary, specially Jon Castizo, and Cristian Almodovar (Nos gustaría también darle las gracias a aquellos que nos han acercado a la fé y la Virgen María, especialmente a Jon Castizo y Cristian Almodovar).
¡Hay que ver por cuántos sitios has dejado tu semilla hermano!