Siempre fuimos a una en todo pero llegó la Primera Comunión y ahí se rompió la pareja, no porque nuestra madre no la quisiera sino por mí. Ese lapsus no impidió que nuestro ritmo de educación y vivencias continuaran siendo uno después.
Nosotros no coincidimos en el mismo curso por diez días pero ni aún así hubiésemos ido a la misma clase ya que en nuestros primeros años de colegio se separaban los niños y las niñas.
La Comunión antes se hacía con menos edad y en el pueblo (Villarrasa) recibíamos la catequesis en clase y en la iglesia. Estando en 1º de EGB empezamos a prepararla y llegada la primavera, Don Antonio, el cura, le dijo a nuestra madre que ya estaba preparada.
Ella le dijo que no, que era muy pequeña, 6 años, y que además quería que la hiciéramos juntos. Y así fue, no la hice aunque sí la hicieron las mayores de mi clase y sólo quedamos sin hacerla unas pocas, las pequeñas de final de año.
Al año siguiente ya la iba a hacer el resto de mi clase y de nuevo vino nuestra madre a decirme que te esperara y yo le dije que no, que ya no quedaría nadie de mi clase. Total que transigió y yo hice la Comunión antes que tú.
Como para todos los niños fue un día especial, los bancos de la iglesia fueron adornados con sábanas, flores y trigo por nuestra madre y otras catequistas, los regalos fueron una cosa más adecuada a un niño que los actuales pero el convite sí fue especial.
Vivíamos en una casa anexa al colegio en que nuestra madre daba clase (sólo había dos aulas, el resto se encontraba en otro colegio) por lo que el patio del colegio, fuera de horario escolar, era nuestro enorme patio particular y allí se hizo el convite, se usaron las clases como salón y el patio para estar.
La comida fue preparada en casa por la familia y amigos y hubo de todo en abundancia: jamón, queso, carne mechada, ... y entre todo, lo que llamaba más la atención era una mesa llena de marisco de toda clase que trajo tu tío y padrino Crisanto directamente de los barcos. Asistió toda nuestra familia y medio pueblo y nuestros primos aún recuerdan los convites allí y que siempre deseaban que hubiese alguna ocasión para ir a otro.
De estos convites hubo tres en total porque al año siguiente tú hiciste la Comunión y dos años más tarde fue el bautizo de Aitor. Sólo un año más tarde nuestra vida cambió, nos mudamos a Aljaraque y perdimos aquel pequeño reino de nuestra niñez.
Bueno y como tú eres el protagonista, aquí estamos los dos en el patio del colegio con los ventanales de una de las clases detrás el día de tu Primera Comunión.
Un beso muy grande Jon.
Recuerdo perfectamente la imagen de comunión de tu hermano y la tuya, fuí una de las personas que compartio con vosotros ese día.
ResponderEliminarEspero que el recuerdo de ello te aporte sensaciones agradables y si puedes te quedes con lo mejor; lo bueno de esas experiencias es el privilegio de haberla vivido, teniendo en cuenta que hay personas que nunca han vivido algo parecido puedes sentirme muy agradecida por todo ello ¿no crees?............
Un beso Rosario.
Por supuesto que fuiste una de esas personas que nos acompañó y si no recuerdo mal a Jon le regalaste un disco del Libro de la Selva ¿no?
ResponderEliminarTienes razón para mí son buenos recuerdos aunque me duela tanto no tener al compañero de todos ellos.
Gracias por escribirme de vez en cuando. Un beso.