17 de junio, nueve meses
Hoy además de 17 es jueves como ese 17 de septiembre, cuando hablamos contigo por última vez y nos despedimos de ti.
Jon, cambiamos de estado de ánimo continuamente aunque muchas veces la apatía (¿tristeza?) puede con nosotros. La gente dice que la primavera es época mala para la cabeza, que todo el mundo anda igual, pero para nosotros es mucho más.
Por ejemplo, a mí antes de todo esto no me solía costar ir al trabajo, después me he sobrepuesto pero he pasado unos días en que he sentido una losa encima mía. Me he cogido una semana de vacaciones para ver si al menos desconecto de él.
Cuando hablamos tu madre y yo, aún nos parece increíble que no vayamos a verte, que no estés aquí. Cuando me vienen esas ideas intento no pensar en ellas y cambiarlas por otras, incluso recuerdos contigo. No se si esto es una huida pero me cuesta enfrentar lo contrario.
Algo más calmada debo estar cuando puedo pararme a escribir anécdotas. Por cierto, a colación de recordar la Primera Comunión, vi nuestros libros y en el mío el segundo propósito era ¡no pelearme con mi hermano! ¡Vaya!, eso no lo conseguimos siempre desde luego. Somos hermanos para lo bueno y para lo malo. Con Aitor es distinto, siempre lo hemos cuidado y protegido y no tenían sentido peleas con él porque pertenece a otra época del desarrollo de nuestra vida.
Los recuerdos son agradables, sí, pero conllevan la tristeza de que no está aquí mi compañero para compartirlos.
Dice ama que cuando preguntaba por el más allá a la suya, ella le decía que no había vuelto nadie del otro lado para contarlo. Ya sé que tu tampoco lo harás pero ya podrías dejarnos alguna muestra de que estás velando por nosotros.
Hoy además de 17 es jueves como ese 17 de septiembre, cuando hablamos contigo por última vez y nos despedimos de ti.
Jon, cambiamos de estado de ánimo continuamente aunque muchas veces la apatía (¿tristeza?) puede con nosotros. La gente dice que la primavera es época mala para la cabeza, que todo el mundo anda igual, pero para nosotros es mucho más.
Por ejemplo, a mí antes de todo esto no me solía costar ir al trabajo, después me he sobrepuesto pero he pasado unos días en que he sentido una losa encima mía. Me he cogido una semana de vacaciones para ver si al menos desconecto de él.
Cuando hablamos tu madre y yo, aún nos parece increíble que no vayamos a verte, que no estés aquí. Cuando me vienen esas ideas intento no pensar en ellas y cambiarlas por otras, incluso recuerdos contigo. No se si esto es una huida pero me cuesta enfrentar lo contrario.
Algo más calmada debo estar cuando puedo pararme a escribir anécdotas. Por cierto, a colación de recordar la Primera Comunión, vi nuestros libros y en el mío el segundo propósito era ¡no pelearme con mi hermano! ¡Vaya!, eso no lo conseguimos siempre desde luego. Somos hermanos para lo bueno y para lo malo. Con Aitor es distinto, siempre lo hemos cuidado y protegido y no tenían sentido peleas con él porque pertenece a otra época del desarrollo de nuestra vida.
Los recuerdos son agradables, sí, pero conllevan la tristeza de que no está aquí mi compañero para compartirlos.
Dice ama que cuando preguntaba por el más allá a la suya, ella le decía que no había vuelto nadie del otro lado para contarlo. Ya sé que tu tampoco lo harás pero ya podrías dejarnos alguna muestra de que estás velando por nosotros.
Un beso muy grande.
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