Creo que tuviste una niñez muy feliz y alegre. En los pueblos es así y distinto a las ciudades, todo es de todos. Iglesia, escuela, plaza, ... son pequeñas cosas que echas en falta en lugares más grandes.
Tenías la pelota en la placita, el patio de la escuela, las bicicletas de los Reyes en la clase. Nunca se nos olvidará las caritas de felicidad contemplando los colorines de las bicis en rojo y azul.
En el patio, las casitas (cajas de lavadora y no recuerdo de qué más). Tijeras y cuchillo en mano le hicieron ventanas, puertas, entrada, etc. Les salió redondo, pena que el tiempo que no tiene piedad de nadie, con un chaparrón terminó con ella y adiós comedor, cocina, tienda, ....
La tienda era algo digno de ver, garbanzos, lentejas, alubias, panes, guisantes, leche, etc., todo traído, y cocina de verdad, trocitos de pan, hojas de plantas y flores, carne de hojas gruesas, leche cuando había.
Por cierto, el arroz y los garbanzos se comían con la riña consiguiente al ver que luego no tenían ganas de comer. Si se podía tenían leche de verdad si no, era rápidamente sustituida por agua.
Los primos también participaban cuando venían los fines de semana, todos erais más o menos de la misma edad. En fin, todo un mundo lleno de inocencia que luego al cabo de los años empieza a pediros más responsabilidad (los estudios, la carrera, el trabajo, ... la vida misma).
Mi Jon, ¡cuánto daría por tenerte ahora y no te tengo con tu cuerpo y tus cosas! Como cristiana tengo que creer que estás a mi lado y diciendo: “¡Ay, ama! ¿Cómo pueden pasar esas cosas por tu cabeza?” Es que es muy duro pensar que en plena juventud te has ido con tantas cosas y proyectos por hacer. Tengo que pensar que Dios sabe lo que hace, que era tu momento para reunirte con Él y aunque yo no lo entiendo, ya me lo hará ver ¡Yo qué se cuando es algo bueno para ti!
Tenías la pelota en la placita, el patio de la escuela, las bicicletas de los Reyes en la clase. Nunca se nos olvidará las caritas de felicidad contemplando los colorines de las bicis en rojo y azul.
En el patio, las casitas (cajas de lavadora y no recuerdo de qué más). Tijeras y cuchillo en mano le hicieron ventanas, puertas, entrada, etc. Les salió redondo, pena que el tiempo que no tiene piedad de nadie, con un chaparrón terminó con ella y adiós comedor, cocina, tienda, ....
La tienda era algo digno de ver, garbanzos, lentejas, alubias, panes, guisantes, leche, etc., todo traído, y cocina de verdad, trocitos de pan, hojas de plantas y flores, carne de hojas gruesas, leche cuando había.
Por cierto, el arroz y los garbanzos se comían con la riña consiguiente al ver que luego no tenían ganas de comer. Si se podía tenían leche de verdad si no, era rápidamente sustituida por agua.
Los primos también participaban cuando venían los fines de semana, todos erais más o menos de la misma edad. En fin, todo un mundo lleno de inocencia que luego al cabo de los años empieza a pediros más responsabilidad (los estudios, la carrera, el trabajo, ... la vida misma).
Mi Jon, ¡cuánto daría por tenerte ahora y no te tengo con tu cuerpo y tus cosas! Como cristiana tengo que creer que estás a mi lado y diciendo: “¡Ay, ama! ¿Cómo pueden pasar esas cosas por tu cabeza?” Es que es muy duro pensar que en plena juventud te has ido con tantas cosas y proyectos por hacer. Tengo que pensar que Dios sabe lo que hace, que era tu momento para reunirte con Él y aunque yo no lo entiendo, ya me lo hará ver ¡Yo qué se cuando es algo bueno para ti!
Dios y Jon, agur, ama.
P.D. Jon, échale una mano a tu madre, que te necesita mucho y te echa de menos. Jon y yo con el puerto de Elantxobe detrás. Un beso, Jhosebe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario