Al final ese día 24 no abrió la exposición y lo cierto es que pasamos la jornada penando. ¿Es más duro después de un año? No lo sé, supongo que es que la certeza se impone y se te echa encima sabiendo que no aparecerás. Fue un día horrible aunque luego fuimos a cenar con la tía y las primas y pasamos un rato entretenido. Estuvo bien ese momento compartido.
El día 25 amaneció triste y caían algunas gotas de vez en cuando. Encima de nuestro estado anímico tuvimos ese tiempo que deprimía aún más y que con la excepción de una pequeña vuelta a mediodía para que nos diera el aire, nos mantuvo en casa el resto del día.
Cada vez que me sonó el móvil o me mandaron un mensaje me venías a la cabeza deseando que fuese tuyo, ¡qué estupidez!
Te quiero, Jhosebe.
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