Cuando releí la presentación que se publicó en los periódicos se me puso la piel de gallina. Cuando la leáis a continuación supongo que os pasará lo mismo. Recuedo que me la envió antes para que la revisara antes de enviarla. Lo suyo no eran las faltas de ortografía...
He incluido junto a su autoretrato una foto de él de bebé. La he elegido porque ya tiene puesto su gesto característico en el ceño. La foto se tomó en Laga junto al pueblo de nuestra madre, Elantxobe. Aquel día, además de nuestros padres, nos acompañaban nuestras tías Begoña (un beso muy grande, donde quiera que estés espero que sea junto a tu sobrino y nos lo cuides mucho) y Carmen. Yo también tengo mi foto con txapela. Jon, supongo que si me estás viendo te echaras las manos a la cabeza por publicar esta foto...
Presentación
Cerca de mi pueblo pasa un río que lleva sangre y le dicen el Tinto. Yo tenía prohibido visitarlo, como también tenía prohibido comer galletas perrunillas a escondidas o leer a Julio (Verne) linterna en mano. Una semana antes de que Picón decidiera investigar eso de la otra vida y morirse sin avisarnos, algunos amigos nos aventuramos a deshacer miedos.
Recuerdo unos pies manchados de azufre, mi bañador colgando en una rama de eucaliptus y sentir el agua teñida robándome los codos, los hombros, la boca. Cuando por fin pude salir con el honor intacto y los pulmones encharcados en pirita, pensé en la Biblia. Mejor dicho, pensé en aquel catecismo azul repleto de terrores. Entonces creí que nada podía compararse al sufrimiento de morir ahogado, ni el derrumbe de las murallas de Jericó, ni las plagas de Egipto, ni tan siquiera la hecatombe de Sodoma y Gomorra.
Exactamente a los siete días de mi experiencia naútica, se despeño dentro de un taxi ya sabéis quién y me dolió, pasó mi primer desamor y me dolió, pasó Blanca como un hada fría y me dolió, pasaron muertos de sida, Luisa, sus abortos, amigos drogados, sólo amigos y me dolieron... ¿Sabéis qué? Aunque sé que no puedo perder el tiempo cazando libélulas pues casi no me llegan las fuerzas para defenderme de los mal llamados adultos, descubrí que recordando mi niñez, una sonrisa menuda navega en este río que es mi vida, preparándome contra nuevos sufrimientos y dejando un terreno Pulgarcito para la felicidad.
© Jon Castizo Ciluaga
¿Por qué cualquier tiempo pasado fué mejor?
ResponderEliminarEl pasado no podemos cambiarlo, sólo aprovechar sus momentos, sus vivencias y tenerlas con nosotros como cimientos en los que edificar nuestro presente y nuestro futuro.
¿Por qué no vuelves tú a ese río, a esa casa que teneis en Villarrasa e intentais retomar el vuelo de vuestras vidas? Jon, como dices, pensaba hacerlo, él os acompaña hasta allí.....
Besos, Rosario.