Texto de Jon para la tarjeta de su exposición en Valverde en el 2000.
Me pregunto si vivimos para conocernos o si bien huimos del adulto que somos. En cada hombre a veces enterrado, otras a flor de piel, habita un niño. Un niño al que argumentando destinos de gloria ahogamos lentamente hasta sofocar ese ruido lejano de canicas encontradas.
Yo desconozco mi destino y pocas certezas me acompañan, quizás sólo la huella que me precede y aún ésta al andar, pierde su forma cuando me roban mi vida o bien se tiñe de nubes mi horizonte.
Vuelvo la vista atrás y hundo mis brazos en el pasado, pescando sonrisas desnudas. Reivindico la inocencia como refugio para todos nosotros, los héroes de lo cotidiano.
© Jon Castizo Ciluaga
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