Fruto de ello se realizó una exposición y se publicó un catálogo con sus obras y en el que Jon, al que siempre le ha gustado escribir, redactó el prólogo. Aquí os incluyo dicho prólogo:
Por lo que yo sé, había llegado desde lejos, como los otros, precedido por un fuerte olor a multitud, dominado por una febril e inaudita excitación.
Había perseguido hasta la saciedad pasar un agosto segoviano pintando y en lo que tardas en encender un pitillo se encontró becado, instalado y pensionado, es decir, con todos los hados del mundo a su favor.
Me llamo..., escupió, como si las palabras no fueran su habitual medio de comunicación. Era enjunto pero vigoroso. Se crecía a cada paso-pincelada y su ánimo, poco dispuesto al divertimento, se mudaba.
Tengo hambre, dijo. La verdad es que arrastraba un aire algo famélico, su hambre, era secular y delataba abstinencia en ese mirar tan intenso que mata, mata tanta piedra curtida, tanto rincón merecedor de ser plasmado, tanto ocre, tanta tierra; pareciera que quisiérais atudirle haciendo de vuestras casas monumentos y de vuestros monumentos casas.
Le tomamos por pajarraco ignorante venido a menos, sin saber cuál era el beneficio de su oficio, sorprendió a muchos con la magia de sus manos camaleónicas que, a voluntad, mudaban de color.
A menudo fruncía un gran ojo, que decoraba en solitario su cara, como queriendo introducirse en el paisaje por boca de buzón.
Era cosa curiosa verlo potrear por las calles y callejas seguido por perros, críticos de su arte, y perseguido por niños ladradores. ¡Realmente estaba loco! Como si le fuera lícito, este pequeño dios tomaba por verde lo claramente rojo y deshacía con absoluta facilidad el orden natural ¡y gozaba!
Más de una vez corrió airado contra el alcázar, vociferando ¡PERFECTO! y se recogía; alguna otra le susurraba a la naturaleza o al creador discutiéndoles defectos de composición y se arrepentía.
Aún pudo ver, tras vuestros señoríos y patrimonios, una ciudad viva; conjuntos falda larga 6.000 ptas., sucursales bancarias... que le hicieron pensar que estaba en su casa redescubriendo la nueva decoración; y se permitió opinar desde algún lugar cerca de lo subjetivo y lo hizo como él sólo sabía hacerlo, con el pincel en una mano y en la otra mirada de un niño ladrador... RISOTADAS.
© Jon Castizo Ciluaga, agosto 1990
P.D. Y mientras Jon estuvo allí, nosotros, su familia, tuvimos que organizar su primera exposición individual a cuya inauguración él vino en avión...
QUE BUENOS RECUERDOS TENGO DE ESTE VIAJE, TE ACUERDAS JON? YA ME FALTAIS DOS, PERO ESTE BLOG ME AYUDARÁ A MITIGAR DE ALGUNA MANERA TU PÉRDIDA, TODO LO QUE ME HUBIERA GUSTADO DECIRTE , TANTAS COSAS QUE COMPARTIR TODAVÍA, DE ALGUNA MANERA TE SIENTO CERCA, TENGO A TU FAMILÍA. SIEMPRE.
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